La oración es la comunicación que podemos tener con Dios, es el medio que abre una línea directa entre Él y nosotros; imagina que sólo existe el teléfono como medio de comunicación entre tú y una persona especial para ti, un ser amado, un mejor amigo, alguien que sabe que le quieres y tú sabes que te quiere a ti; pero si no hablan y no hay una comunicación constante, se debilita y enfría esa bonita relación. Si uno de los dos comienza a cansarse de hablar, probablemente pronto terminarán por tomar cada uno su camino, porque el cansancio y el desinterés provocarán un alejamiento.
Algo similar sucede cuando nosotros nos cansamos de orar; a veces estamos tan dolidos por nuestra necesidad que sentimos que Dios, por algún motivo, no está escuchándonos y tomamos la decisión de no orar ya, porque estamos cansados de pedir y no recibir. La verdad es que a veces nos cansamos muy pronto de esperar, porque no nos interesa nada más que la solución rápida de nuestros problemas, y olvidamos que todas las cosas que Dios permite que sucedan son con un propósito, el de forjar carácter y provocar un crecimiento espiritual en nosotros.
La historia de Daniel menciona que cuando supo del decreto que firmó el rey Darío sobre no adorar a nadie más que a él, Daniel fue a su casa a orar como siempre lo hacía, 3 VECES AL DIA, “Daniel lo supo, pero de todos modos se fue a su casa para orar a Dios. Daniel acostumbraba orar tres veces al día, así que entró en su cuarto, abrió la ventana y, mirando hacia Jerusalén, se arrodilló y comenzó a orar” Daniel 6:10 (Traducción en Lenguaje Actual). Daniel, a pesar de saber que estaba en peligro al hacerlo, era fiel a Dios en su oración, él mantenía una comunicación constante con el Señor que le hacia olvidarse de las situaciones a su alrededor.
La comunicación con Dios por medio de la oración te da la seguridad de saber que, pase lo que pase, todo estará bien; hablar con Dios te da la fuerza suficiente para soportar lo que sea con valentía y superar los obstáculos y situaciones que intentan acabar contigo, te mantiene dentro de un cerco que ni las dudas, ni los problemas, ni lo que diga la gente te pueden hacer daño.
La Biblia dice: “No se olviden de orar. Y siempre que oren a Dios, dejen que les dirija el Espíritu Santo. Manténganse en estado de alerta, y no se den por vencidos. En sus oraciones, pidan siempre por todos los que forman parte del pueblo de Dios”. Efesios 6:18 (Traducción en Lenguaje Actual),
Tal vez pienses que has orado mucho y no recibes la respuesta y te preguntas ¿por qué Dios no responde? Pero la verdadera cuestión sería analizar si has tenido en cuenta que el tiempo de Dios no es el mismo que el nuestro, y que sea cual sea la situación SIEMPRE RESPONDE. Siempre que tomemos la medida del tiempo según nuestra propia forma de ver las cosas, se nos hará que Dios tarda, sentirás que estas cansado de orar, porque tu espera está determinada según la apreciación humana y no según la confianza del corazón.
Es difícil continuar orando cuando pasa el tiempo y no se ve llegar la respuesta de Dios; duele y provoca que nuestra fe esté a prueba, pero es precisamente la fe lo que mantiene vivo el deseo de orar. Saber que Dios responde a todas y cada una de nuestras oraciones es un motivo muy grande para continuar haciéndolo; dejar de orar es bajar los brazos en señal de derrota y creo que a nadie nos gusta probar ese doloroso sentimiento.
Dios sabe lo que hace y el tiempo que se toma es sólo el que cree necesario u oportuno. Él nunca te tendrá esperando más de lo necesario; esas oraciones que haces en la noche, esas lágrimas que has derramado, esas fuerzas que has gastado, tienen todas una recompensa. Tal vez ha pasado el tiempo y para ti sea demasiado, pero hoy debes saber que la respuesta de Dios es un regalo con fecha de entrega ya planeada, que no hay nada que impida que llegue a tus manos porque Él ya ha determinado que lo recibas.
No te canses de orar, sé un hombre o una mujer valiente y, como Daniel, mantén tu oración y tu confianza más allá de lo que pueda suceder. Que las situaciones sólo hagan que tu relación con Dios se fortalezca y, si estás cansado de orar pidiendo, entonces prueba a orar agradeciendo, porque aunque estés cansado, Dios siempre tiene tiempo para escucharte y una respuesta a tiempo para entregarte.
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