Sucede que a veces nos acomodamos a un estilo de vida frío espiritualmente hablando, nos conformamos con lo que sea y no damos lo suficiente de nosotros, somos interesados en el sentido de que anhelamos todo de Dios pero damos poco para Él.
¿Cuánto esfuerzo estás haciendo para agradarle?, ¿A qué estas renunciando por amor a Él?, ¿Qué estarías dispuesto a hacer por Él?, ¿Crees que puedes dar más de lo que hasta hoy has dado?
Si dentro de ti existe el sentimiento de que no has estado dando todo de ti para agradarle, entonces, ¿qué esperas para hacerlo? ¿Qué esperas para comenzar a dar mas de ti?
Juan el Bautista entiendó esto y dijo: “Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe” Juan 3:30 (Reina-Valera 1960).
Cuando entendemos que no es suficiente con lo que hacemos, sino que cada día tenemos que dar más de nosotros para Dios, entonces estamos poniendo en práctica el principio que Juan el Bautista describió: menguar a nuestros propios deseos, para comenzar a hacer los deseos del Señor en nuestra vida.
Comienza a dar más de ti, no te conformes con ir una o dos veces a tu iglesia a la semana, no te conformes sólo con servir en algún Ministerio, no te conformes sólo con leer un versículo bíblico cada día o hacer una pequeña oración; que cada día de tu existencia sea una razón para dar TODO de ti, para dar lo MEJOR de ti.
Levantémonos cada mañana con el único deseo de menguar a nuestro antiguo hombre, ése que está viciado a la antigua vida y que nos lleva a sentirnos indignos y malos delante de Dios y, cuando comencemos a menguar, Dios estará renovando en nosotros el nuevo hombre, uno conforme a su corazón y que anhela cada segundo de su existencia vivir para Él.
¡Demos más de nosotros menguando a través de una vida devocional real!
No hay comentarios:
Publicar un comentario