domingo, 4 de noviembre de 2012

Las 8 Mentiras de mi Mamá - Familia

Esta historia comienza cuando era niño. Nací pobre. A menudo no teníamos suficiente para comer.  Cuando teníamos algún alimento, mamá solía darme su ración de arroz.  Mientras pasaba su arroz a mi tazón, solía decir: “Cómete este arroz, hijo, yo no tengo hambre”.  Aquella fue la primera mentira de mamá.
Al crecer, mamá renunció a su tiempo libre, para ir a pescar a un río cercano a nuestra casa; ella esperaba que de los peces que pescase me podría dar un alimento más nutritivo para mi crecimiento.  Una vez, cuando sólo había pescado dos peces, hizo sopa de pescado. Mientras tomaba la sopa, mamá se sentó a mi lado y comió lo que quedaba en el hueso del pez que me había comido; mi corazón se estremeció al verla. Una vez que le pasé el otro pescado, lo rehusó y dijo: “Cómete el pescado, hijo; a mí en realidad no me gusta el pescado”.  Esa fue la segunda mentira de mamá.
Para poder pagar mi educación, mamá fue a una fábrica de fósforos para traer a casa algunas cajitas usadas que llenaba con cerillas nuevas. Esto le ayudaba a ganar algún dinero para cubrir nuestras necesidades. Una noche invernal me desperté y hallé a mamá llenando las cajitas a la luz de una vela.  Así que le dije: “Mamá, vete a dormir; es tarde, puedes seguir trabajando mañana por la mañana”.  Mamá sonrió y dijo: “Vete a dormir, hijo, no estoy cansada”.  Esa fue la tercera mentira de mamá.
Cuando tuve que hacer mi examen final mamá me acompañó.  Después del amanecer, ella me esperó durante horas en el calor del día. Cuando sonó la campana corrí a encontrarme con ella… Mamá me abrazó y me dio un vaso de té que había preparado y que tenía en un termo. El té no era tan fuerte como el amor de mamá. Viéndola cubierta de sudor, le pasé mi vaso y le pedí que tomase también.  Mamá dijo: “Toma tú, hijo, que yo no tengo sed.”  Esa fue la cuarta mentira de mamá.
Tras la muerte de papá, mamá tuvo que desempeñar el papel de ambos. Mantuvo su empleo anterior; tenía que satisfacer sola nuestras necesidades. Nuestra vida familiar se tornó más complicada, pasábamos hambre.  Viendo empeorar nuestra condición familiar, mi bondadoso tío, que vivía cerca de nuestra casa, vino a ayudarnos a resolver nuestros problemas, grandes y pequeños. Nuestros otros vecinos vieron que estábamos en la pobreza por lo que aconsejaron a mamá que se volviera a casar.  Pero ella rehusó casarse de nuevo diciendo: “No necesito amor”.  Esa fue la quinta mentira de mamá.
Al terminar mis estudios y obtener un empleo, llegó el tiempo para que mi anciana madre se jubilase, pero ella siguió yendo al mercado cada mañana para vender algunos vegetales. Yo le seguía enviando dinero, pero ella era persistente e incluso me devolvía el dinero diciendo: “Tengo suficiente”.  Esa fue la sexta mentira de mamá.
Seguí mis estudios de maestría a tiempo parcial.  Financiado por la corporación estadounidenses para la cual trabajaba, tuve éxito en mis estudios. Con un gran aumento en mi salario, decidí traer a mamá a disfrutar la vida en los Estados Unidos pero ella no quiso molestarme. Me dijo: “No estoy acostumbrada a vivir por lo alto”.  Esa fue la séptima mentira de mamá.
En su vejez, mamá fue atacada por el cáncer y tuvo que ser hospitalizada.  Como ahora vivía al otro lado del océano, fui a casa a ver a mamá quien se hallaba encamada tras una operación. Mamá intentó sonreír pero yo estaba quebrantado por verla tan delgada y frágil. Pero mamá dijo: “No llores, hijo, no me duele”.  Esa fue la octava mentira de mamá… y diciéndola, falleció.
Autor Desconocido
Esta historia también sería aplicable, en muchos casos, al progenitor masculino.  Lo cierto es que el autor del pensamiento nos presenta, dentro de un contexto de mucha necesidad de su niñez, los “pecados” de su progenitora…, que más justamente deberíamos llamar sus “sacrificios”.  Creo que cada uno de ustedes podrá identificar y atribuir algunas de esas “mentiras” a sus madres/padres, y tal vez sería lo más adecuado que pudiésemos honrarles ahora que están vivos… Adelante y que el Señor les bendiga.

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