Cuando uno de los maestros de Israel en el tiempo
de Jesús, llamado Nicodemo, se acercó al Señor para hablar con Él:
“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no
naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” Juan 3:3 (Reina-Valera
1960).
NACER DE
NUEVO tiene que ver con un estilo de vida, con hacer todo lo que
anteriormente no hicimos, es ver la vida desde diferente perspectiva con un
objetivo trazado que no es otro que agradar a Dios en todo.
"Nacer de nuevo" tiene que ver con ir dejando
nuestra vida antigua, para vivir una nueva en Cristo Jesús. ¿Por qué hay muchas
personas que dicen seguir a Cristo pero sus frutos no lo reflejan?, porque
simplemente no han nacido de nuevo, solamente repitieron una oración, quizá
asisten regularmente a una Iglesia, pero su vida, en su día a día, no refleja que
Cristo vive en él o que nació de nuevo.
A veces creemos que
estamos haciendo bien sólo porque religiosamente asistimos a la Iglesia los
días de servicio pero, más allá de una asistencia, Dios demanda de nosotros una
vida que, a través de nuestras acciones, predique lo que Cristo ha hecho en
nosotros transformando nuestro ser desde el día que nos rendimos a Él.
Algunas características de una persona
que ha nacido de nuevo son:
- Vive con el objetivo en su mente y su corazón de agradar a Dios en todo lo que hace.
- Cuando falla o peca siente un dolor muy profundo en su corazón por haberle fallado al Señor y como consecuencia busca rápidamente la restauración en su presencia.
- No se conforma con saber que Cristo le salvó sino que también busca que otros sean salvos por medio de Cristo Jesús.
- Le causa dolor cuando el nombre de Cristo es vituperado.
- Tiene una comunión diaria con Dios, ora, lee la Biblia, reflexiona en la Palabra del Señor y busca siempre alimentar su espíritu.
- Ayuda al necesitado, pues su corazón tiene compasión por los desfavorecidos en este mundo.
- Su forma de hablar es diferente pues siempre incluye a Dios en sus charlas sin ser cansino ni religioso en exceso.
- Comprende a los demás y los ve como almas necesitadas del Señor, no critica sino que ayuda, no derriba sino que levanta, no pisotea sino que restaura.
- Usa la Biblia como su manual diario de vida, es decir, trata de obedecer a su palabra negándose a sí mismo y siguiendo el camino de Cristo.
- Vela constantemente por su vida espiritual, ya que reconoce que se encuentra en una lucha espiritual diaria.
- No se rinde en su camino hacia la eternidad ya que reconoce que, a pesar de las dificultades de la vida, Dios ha prometido estar con él.
Estas y muchas otras descripciones caracterizan a
una persona nacida de nuevo. La pregunta es: ¿estamos dando frutos que hablen de
nosotros como unos hijos de Dios nacidos de nuevo?
Nosotros somos valiosos para Dios, por lo tanto
deberíamos vivir cada día agradecidos porque Él nos hizo nacer de nuevo, como
dice su Palabra: “Él, por su propia voluntad, nos hizo nacer de nuevo
por medio de la palabra de verdad que nos dio y, de toda la creación, nosotros
llegamos a ser su valiosa posesión.” Santiago 1:18 (Nueva Traducción
Viviente).
Vivamos cada día recordando que fuimos llamados a
nacer de nuevo y, como consecuencia, nuestra vida tendría que ser un testimonio
vivo de lo que Dios está haciendo en nosotros.
No nos cansemos de hacer el bien, aun cuando no
veamos las respuestas que quisiéramos de la gente; si otros deciden no dar frutos
de haber nacido de nuevo, nosotros, que entendemos la importancia de esto, los
demos, no porque otros lo hacen o no, sino porque personalmente Dios quiere que
nosotros los demos.
Que nuestro único modelo de vida sea nuestro
Señor Jesús, que imitemos su forma de andar por la vida, su forma de pensar y de
actuar frente a las situaciones que diariamente se nos presentan. Entonces,
cuando actuemos como Él, comenzaremos a reflejar que realmente hemos nacido de
nuevo.
¡Vivamos como Dios quiere que vivamos!
“Demuestren con su forma de vivir que se han arrepentido de sus pecados y han vuelto a Dios.”
Mateo 3:8 (Nueva Traducción Viviente)
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