martes, 25 de septiembre de 2012

Mi Refugio - Reflexión - vídeo

 Ir a buscar comida de fiado nunca fue, ni será jamás, algo cómodo. Por el contrario en algunos casos despierta vergüenza. Al fin y al cabo se trata de un favor.
–Lo siento, don Aníbal. Ya tiene una cuenta bastante grande y, perdóneme la franqueza, no veo que consiga trabajo—le dijo el propietario del negocio.
–Pero lo he intentado—repuso el hombre.
Reflexiones Crisis–No lo dudo, don Aníbal, pero sé que me comprenderá. Así son los negocios. No puedo dejarme llevar por el corazón…—y dio la espalda para atender a un cliente que llegaba.
Aquel día Aníbal pensó en qué pasa cuando no tienes solidez económica; cuando menguan los recursos todos quieren hacerse a un lado. Es como si dijeran: “No queremos estar junto a los fracasados”.
Llegó a su casa dispuesto a seguir adelante. No podía darse el lujo de contagiar a su familia con el desánimo. Prometió ir en “busca de algo”. Y aunque arrastraba los pies con desgana reemprendió la tarea de buscar trabajo.
Le embargaba la firme convicción de que, aunque llevaba tres semanas con la misma tarea, Dios le socorrería. Y la respuesta se produjo. Consiguió trabajo en un taller de mecánica. Lavaba repuestos con gasolina. Poco a poco pudo ponerse al día económicamente saldando la totalidad de las deudas.
Los problemas amenazan con robarnos la paz. Sin embargo, cuando depositamos la confianza en Aquél que todo lo puede logramos salir de la crisis. No permita que le embargue la desesperación. Busque una salida. Está en Dios. Él está con nosotros. Nos extiende su mano brindando la ayuda que necesita.
Salmo 31:1
“En ti Señor, busco refugio; jamás permitas que me avergüencen; en tu justicia, líbrame. Inclina a mí tu oído y acude pronto a socorrerme. Sé tu mi roca protectora, la fortaleza de mi salvación”


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