A menudo damos por sentado las bendiciones de Dios hasta que las perdemos. Entonces reconocemos lo importantes que son, incluso los regalos más comunes de Dios.
Existe una leyenda acerca de un día que el sol no salió. A las 6,00 de la mañana estaba oscuro. A las 7,00 todavía era de noche. Llegó el mediodía y parecía medianoche. A las 4,00 de la tarde la gente entraba a las iglesias en tropel para suplicar a Dios por el Sol.
A la mañana siguiente, enormes multitudes de gente se reunieron, fuera de las iglesias, frente al cielo oriental. Cuando los primeros rayos solares abrieron la puerta de la mañana, la gente estalló en vítores y alabó a Dios por el sol.
Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Salmo 103.2
Puesto que la bondad de Dios es tan constante como el sol, corremos el peligro de olvidar lo que Él derrama sobre nosotros todos los días. Si contamos nuestras bendiciones una por una nunca terminaremos. Pero si hacemos una lista de 10 o 20 regalos que Dios nos da cada día, algo sucederá en nuestro corazón.
Probemos a hacer esto y averigüemos por nosotros mismos.
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