Un hombre adinerado pasaba sus días pescando en el lago contiguo a su mansión. Cada día, veía en aquel lugar a un hombre muy pobre que vivía en una choza tambaleante. Pescaba con un palo y una cuerda. Lo hacía casi una hora; pocas veces conseguía más de dos pescados.
Entonces, se iba a casa.
Los años pasaron y, frustrado de tanto meditar, el rico se acercó al pobre:
Disculpe, por favor, pero hemos pescado en este lugar por años, y siento curiosidad. Usted viene aquí diariamente, logra pescar muy poco y luego se dirige a su casa. Sólo me pregunto por qué no permanece un poco más de tiempo.
Mire, si usted se queda cada día una o dos horas más podría vender en la ciudad el pescado que le sobrara.
Conseguiría dinero suficiente para adquirir una caña de pescar mejor, y así tener una pesca considerable. Tal vez pueda también conseguir un bote y una red. Pescaría aun más, y podría hasta contratar otro hombre y un bote adicional. Pronto no tendría que estar en el agua todo el día, sino que llegaría a ser dueño de una gigantesca compañía, y entonces podría pasar sus días pescando, el tiempo que desee, haciendo lo que le place y sin preocupaciones.
-Pero señor, no le entiendo -dijo el hombre pobre-, ¡eso es precisamente lo que hago!
Contentarse con la vida que Dios nos ha concedido es disfrutar la mayor de las riquezas.
I Timoteo 6:6
Un hombre, en efecto, es un medio de gran ganancia cuando va acompañada de contentamiento.
I Timoteo 6:6
Un hombre, en efecto, es un medio de gran ganancia cuando va acompañada de contentamiento.
Disfrutar de la vida
Un hombre rico y emprendedor se horrorizó cuando vio a un pescador, tranquilamente recostado junto a su barca contemplando el mar y fumando apaciblemente su pipa después de haber vendido el pescado.
-¿Por qué ? ¿no ha salido a pescar? le preguntó el hombre emprendedor.
-Porque ya he pescado bastante por hoy.. -respondió el apacible pescador.
-¿Por qué? ¿no pescas más de lo que necesitas?
-¿Y qué iba a hacer con ello? -preguntó a su vez el pescador.
-Ganaría más dinero. Fue la respuesta. podría poner un motor nuevo que haría más potente su barca.
Y podría ir a aguas más profundas y pescar más peces. Ganaría lo suficiente para comprarse unas redes de nylon, con las que sacaría más peces y conseguiría más dinero. Pronto ganaría para tener dos barcas. Y hasta una verdadera flota. Entonces sería rico y poderoso como yo.
-¿Y que haría entonces? -preguntó de nuevo el pescador.
-Podría sentarse y disfrutar de la vida respondió el hombre emprendedor.
-¿Y qué cree que estoy haciendo en este preciso momento? -respondió sonriendo el apacible pescador. ¡Eso es precisamente lo que hago!
Contentarse con la vida que Dios nos ha concedido es disfrutar la mayor de las riquezas.
I Timoteo 6:6
Un hombre, en efecto, es un medio de gran ganancia cuando va acompañada de contentamiento.
Un hombre, en efecto, es un medio de gran ganancia cuando va acompañada de contentamiento.
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