lunes, 18 de junio de 2012

Reflexión de un adolescente -vídeo- El ruego de un adolescente

Reflexión de un Adolescente
Papá, ya crecí, y a veces noto como que eres un poco distraído, eso me hace enojar porque si no te digo las cosas no te das por enterado. Pero ya me percaté de que los hombres en su mayoría, mis tíos, mis abuelos, entre ellos, actúan de la misma manera.
Papá, pienso que es por tu lado izquierdo del cerebro. Y ahora que me pongo a pensar… aparte de eso tú tienes tantas otras cosas tan maravillosas que no tiene mi mamá... Por ejemplo, tú siempre lo sabes todo, lo que yo te pregunte tú me lo respondes, a veces las mamás nunca saben nada y dicen: “pregúntale a tu papá”.
!Gracias pá, eres un sabio!
Eso me hace admirarte, ¡Eres lo máximo para mí!.
Tienes otra cosa más y que no se puede negar, es tu fuerza, papá. Cuando aprietas mi mano y medimos fuerzas siento que jamás seré igual, pero, yo creceré. Oigo a mi hermanita cuando grita: “papi dame tu mano” y ahora entiendo que ella se siente segura agarrada de tu mano grande y fuerte. Con esa fuerza nos proteges; a mamá, a mis hermanitos y a mí.
Papá, recuerdo cuando era niño y me daba miedo la oscuridad, y yo te buscaba llorando porque debajo de mi cama había “unos monstruos,  grillos”, y un buen día serraste las patas de mi cama, ¡Ah papá!, que bien dormí desde esa noche.
Cómo podré olvidar que con tu fuerza los venciste a todos, y lo hiciste por mí, aunque pensándolo mejor me doy cuenta, Que por tí también.
Son tan diferentes mamá y tu, papá; sin embargo ambos me dais las mismas cosas que atesoro grandemente: vuestro amor y su compañía. Me alimentan y me regañan. Otras veces me zurran, pero no es porque sean malos.
Ahora me doy cuenta de que no son perfectos sino que han hecho una gran tarea con su mejor esfuerzo. Papá créeme, no te voy a criticar más,
¿Sabes por qué?
Anoche te escuché decirle a mamá, con tu voz quebrada y algo preocupado:
¡He procurado ser el mejor padre!
Te amo y siempre te amaré.

Veo que el semblante de vuestro padre no es para conmigo como era antes; mas el Dios de mi padre ha estado conmigo. Genésis 31:5.
Juntaos  y oíd, hijos de Jacob, Y escuchad a vuestro padre Israel. Genésis 49:12

 El Ruego De Un Adolescente
Cuando te pido que me escuches y comienzas a darme consejos, no has entendido lo que te pedí.
Cuando te pido que me escuches y comienzas a decirme por qué no debo sentirme de tal manera, pisoteas mis sentimientos.
Cuando te pido que me escuches y sientes que debes hacer algo para resolver mi problema, me has fallado, aunque te suene raro.
¡Escucha!
Lo único que te pedí fue que me escuches. y no hables o hagas algo, solo escúchame.
Yo sé valerme por mí mismo. No soy un inútil. Cuando haces algo por mí, que yo mismo puedo y debo hacer, contribuyes a mis sentimientos de temor e insuficiencia.  Pero, cuando aceptas como un simple hecho lo que yo siento, sin importar cuán irracional parezca, entonces puedo cesar de intentar convencerte y dedicarme a comprender lo que hay detrás de tales sentimientos irracionales.
Y cuando esté claro, las respuestas son obvias.
Quizás esta es la razón por la que es tan eficaz la oración; porque Dios escucha en silencio.
Eclesiastés 3:1,7
Todo tiene su tiempo…tiempo de callar y tiempo de hablar.

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