Cada día me asombro de la cantidad de gente que viven sin tener metas en su vida. Para muchos su interés es sólo la existencia diaria. Miles son las personas que aún no han tomado un lápiz y un papel ni han pedido a Dios dirección sobre cómo vivir sus vidas.
Cada persona necesita metas. ¿Sin un plano para evaluar nuestras vidas cómo sabremos si hemos triunfado a o no? J.C. Penney dijo: “Muéstrame a alguien que trabaje bajo metas y yo te mostraré un hombre que hace historia. Muéstrame a alguien que trabaja sin metas y te mostraré un hombre que trabaja para sólo existir”.
Una meta es una herramienta que traza un plan para alcanzar una tarea particular. El cristiano debe esmerarse para vivir su vida de tal manera que ésta le llevará a adquirir el premio de la vida eterna y una fe sólida acá en la tierra.
Para lograr la meta de una vida más profunda con Jesucristo debemos deteneros un instante a evaluar nuestra condición espiritual. Si nosotros no sabemos dónde estamos, es difícil saber si nosotros estamos haciendo progresos en nuestro caminar con Dios o no.
Hoy necesito estar dispuesto para reconocer de lo que estoy careciendo para así hacer las correcciones indispensables de mi vida. Pablo escribió en sus cartas que él no quería desviarse del Señor. El creyó que su ejemplo diario era sumamente importante para su vida.
Hoy necesito asegurar que mis metas son dignas. Pablo se esforzó por una corona que duraría para siempre. Cuántas veces mis metas han sido tan pequeñas e inferiores a mis capacidades y a la confianza en Dios. El éxito de este mundo es muy pequeño cuando lo comparo a la corona eterna de la honradez. No hay meta más alta para el creyente que tener la dicha de decir en el último día de su existencia. “He vivido totalmente para el Señor”.
Hoy necesito reflexionar y preguntarme: ¿Cuáles son mis metas? ¿Están ajustadas a la enseñanza de la Palabra de Dios.? Este es un buen día para revisar mis metas personales y ajustarlas a la santa y gloriosa voluntad del Señor. Quiero vivir de esta manera y caminar con la frente en alto confiando que nada me podrá apartar de ese camino abierto por Dios,
Señor. Gracias por darme la oportunidad de poner metas para mi vida y caminar con mi mirada puesta en ti como el autor y consumador de la fe. Este es un buen día para revisar las metas de mi vida y caminar con seguridad por ese sendero.
No quiero vivir sólo para existir, sino que quiero existir para vivir para ti. Toma mi vida en este día y guíame por la senda de la justicia de manera que pueda honrarte con profunda sinceridad. Amén.
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