Hace mucho,
muchísimo tiempo, hubo un personaje en la Biblia que fue Job. Este hombre, gracias a la
bondad y misericordia de Dios, también a su esfuerzo, lo tuvo todo en su vida.
Tuvo una gran familia: mujer, siete hijos y tres hijas; una gran hacienda compuesta
por miles de ovejas, camellos, bueyes y asnas, y muchísimos criados. Pero lo
más importante que tuvo era su enorme fe en Dios, su gran temor a Él, su
perfección y rectitud a ojos vista del Señor.
Un día se presentó
Satanás delante de Jehová junto a los demás hijos de Dios. Y Jehová, queriendo
mostrar a Satanás la gran fe de Job para con Él, que ésta lo puede todo, su
gran temor hacia Él, definitivamente quería demostrarle Su plena confianza en
Job, le dijo a Satanás que todo lo que poseía Job estaba en su mano, que podía
hacer con ello lo que quisiera, pero que se abstuviera de poner su mano sobre
él.
Entonces Job lo
perdió todo. Murió toda su familia, perdió todo su ganado, perdió también a
todos sus criados… se quedó solo. Pero Job, con su gran fe en el Señor, dijo:
“Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá. Jehová dio y
Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito”. Job 1:21
En el momento en el
que Job demostró su fe inquebrantable en Dios también le dio gracias. Parece un
contrasentido esto último…, pero no lo es. Con el tiempo, después de haber
sufrido en sus carnes gran cantidad de enfermedades y plagas, el Señor le recompensó
enormemente. Quitó toda su aflicción. Aumentó al doble todas las cosas que
antes poseyó. Vinieron a él todos sus hermanos y hermanas, recuperó con creces
su ganado, criados y… dinero en abundancia. Y tuvo otros siete hijos y tres
hijas.
¿Qué enseñanza
encontramos en su vida, entonces? Pues que tanto en lo bueno como en lo malo
debemos dar gracias a Dios. Eso le agrada enormemente al Señor, porque la
acción de gracias es un acto de fe. Es más, creo que no hay mayor acto de fe en
el Señor que darle gracias cuando nuestras circunstancias nos son totalmente
adversas. Cuando estamos sufriendo, dando gracias al Señor demostramos nuestra
gran confianza en Él. Porque sabemos que Dios no quiere nada malo para
nosotros; porque sabemos que después de las pruebas vienen las bendiciones. En 1ª
Tes.5, 18 leemos: "En
todo dad gracias, pues esto es lo que Dios en Cristo Jesús quiere de vosotros"
y en el Salmo
23: “Jehová es mi pastor y nada me faltará”
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