viernes, 18 de mayo de 2012

¿Los Cristianos pueden jugar a la lotería u otros juegos de azar?-Reflexión personal


No hay ningún lugar específico en la Biblia que prohiba los juegos de azar, sin embargo, sí contiene muchos principios que deben hacerle dudar de que la práctica de estos juegos sea la que Dios aprueba para un Crisitano:
  1. En su Palabra, Dios muestra al trabajo como la manera normal de ganar el dinero que se precisa para vivir (Ef. 4:28; II Tes. 3:12; Prov. 31). Cuando una persona no puede trabajar, la segunda opción es la oración (Fil. 4:6, 19).
  2. Todas mis entradas le pertenecen a Dios, no a mí (Sal. 24:1), y yo no debería utilizarla como a mí me parece. Yo soy un mayordomo de Dios y debo utilizar el dinero de acuerdo a los propósitos de Dios. Los Cristianos son llamados a suplir las necesidades de sus familias (I Tim. 5:8), y también compartir con otros, particularmente con otros crisitanos que tienen necesidad (2 Cor 8-9; Gal. 6:6-10; 3 Juan). Pregunta: ¿Desea Dios que yo utilice mi dinero para comprar un billete de lotería?
  3. Dios utiliza el dinero para lograr importantes propósitos para mi vida:
    • Suplir necesidades básicas (Mat. 6:11; I Tim. 6:8).
    • Construir mi carácter (Fil 4:10-13)
    • Darme dirección al proveer o retener recursos económicos en mi vida.
    • Ayudar a otros por intermedio de mí.
    • Mostrar su poder al proveer milagrosamente.

    Pregunta: ¿Los juegos de azar proveen estos resultados? ¿Estoy esperando en Dios o en la lotería para la provisión de mis necesidades?
  4. La codicia y la avaricia son pecado (Ex. 20:18; I Tim. 6:9; Heb 13:5), y estos son los motivos en la mayoría de los juegos de azar.
  5. Proverbios advierte acerca de desastres para las personas que desean enriquecerse rápidamente (28:20,22).
  6. La riqueza que llega fácilmente, también se va fácilmente (Prov. 13:11).
  7. La riqueza obtenida de forma incorrecta destruye las familias (Prov. 15:27).
  8. El juego de azar puede ocasionar una adicción, y aunque tú no caigas presa de él, no obstante tu ejemplo puede ocasionar que otros caigan esclavos del mismo (I Cor. 8:9, 13)..

    No busquemos o no pretendamos, pues, un enriquecimiento rápido. Tampoco nos viciemos en el juego. Si jugamos hagámoslo inocentemente, sin pretensión alguna. ¿Ok?

No hay comentarios:

Publicar un comentario