En este mundo estamos habituados a oír, casi constantemente, que estamos padeciendo una crisis. Se habla siempre de la crisis económica sin percatarnos que es más importante que ella, y la padecemos sobremanera, la crisis de valores o crisis moral. Si no existiera esta última es prácticamente asegurable la carencia de la crisis económica.
Hoy puedo decir personalmente que, habiendo superado por fe absoluta la crisis moral, no me preocupa, en absoluto, la económica. El Señor quiera que todo el mundo pueda decir lo mismo.
Cuando llegue nuestra hora de rendir cuentas a Dios, y le respondamos, a pregunta suya, si en nuestra vida terrenal superamos "nuestra crisis de valores", será absolutamente definitorio contestarle que llegamos al enriquecimiento a través de ella. Llegamos, en su día, a este convencimiento porque comprendimos que Cristo está en nosotros y nosotros en ÉL. Y no habrá llanto y crujir de dientes porque llegamos, en su día, al... enriquecimiento a través de Jesús.
No hay comentarios:
Publicar un comentario