martes, 13 de septiembre de 2016

Jardín bien plantado

Ser jardinero conlleva una labor muy hermosa pues no todo el mundo vale para eso, y no hay nada más gratificante que ver florecer su trabajo, ver a una hermosa flor nacer, o disfrutar de muchos frutos.
Es muy importante estar capacitado para hacer dicha labor, pues para lograr que una planta retoñe necesita cuidados especiales y tener las condiciones necesarias para poder crecer. Debe ser una tierra fértil, y aparte de haber una buena semilla, después de sembrarla hay que estar pendiente de ella, regarla con agua, cuidarla de la luz y de la sombra, y abonarla.
jardin bien plantadoEn la vida cristiana, la labor de sembrador no es solamente para quien le guste, sino para todos, puesto que la semilla que es la palabra de Dios. Debe ser sembrada en la tierra, no importando qué clase de tierra sea, hay que esparcirla, y luego cuidarla,... discipular y velar a esa persona para que crezca en la palabra, en su relación con Dios; y que luego dé muchos frutos.
Luego Jesús les contó la siguiente historia: ¨Un hombre plantó una higuera en su jardín, y regresó varias veces para ver si había dado algún fruto, pero siempre quedaba decepcionado. Finalmente le dijo al jardinero: Llevo tres años esperando, ¡y no ha producido ni un solo higo! Córtala, sólo ocupa espacio en mi jardín. El jardinero respondió: Señor, dale otra oportunidad. Déjala un año más, y le daré un cuidado especial y mucho fertilizante. Si el año próximo da higos, bien. Si no, entonces puedes cortarla¨. Lucas 13:6-9 (Nueva Traducción Viviente).

Usted importa más de lo que cree

Usted fue creado a imagen y semejanza de Dios. Usted no es un montón de barro inteligente o un mono usando pantalones. Dios lo creó a usted. Él lo confeccionó en el vientre de su madre, de forma formidable y maravillosa, no es un accidente. Además de toda la creación, Dios creó a los seres humanos, hombres y mujeres, para que fueran como Él. Y a su imagen y semejanza, poseemos un don que no le fue dado a ningún animal: la conciencia. Tenemos libre albedrío. No somos como robots o títeres.
rain gil250x130lAl igual que Dios, tenemos personalidad, sentido del humor. Podemos reír y cantar, amar y crear, soñar y destruir. Tenemos sentimientos que pueden ser heridos. Cuando las cosas no salen como queremos, nos ponemos tristes, al igual que Dios. Esto puede sorprender, pero Dios no siempre obtiene lo que quiere, y ninguno de nosotros tampoco.
Pero Jesús tocó las puertas de nuestros corazones, y debemos invitarlo a entrar para poder ser salvos. Él es un caballero, y por eso toca la puerta, no va a venir con un escuadrón de seis soldados de las fuerzas especiales a derribarla. Él nos da la dignidad y la responsabilidad de tomar nuestras propias decisiones. También somos inmortales. La pregunta no es si vamos a vivir para siempre, sino dónde. Dentro de cuatrocientos años, y después de cuatro mil años, seguiremos existiendo, seguiremos estando vivos, y seguiremos siendo nosotros mismos.
También está el asunto de lo que Dios estuvo dispuesto a pagar para redimirnos y darnos esperanza, cuando el pecado y la muerte dominaban nuestras vidas. El valor de algo proviene de lo que alguien está dispuesto a pagar para tenerlo. ¡Y vaya que salimos caros! La Biblia dice que cuando estábamos muertos en nuestros pecados, Dios nos demostró su amor enviando a su hijo a morir por nosotros (Romanos 5:8). No fuimos comprados con una moneda corriente, como el oro o la plata, sino con la preciosa sangre de Jesús. Sus venas fueron abiertas, y fue colgado sobre dos pedazos de madera en la cima de una colina con la forma de una calavera. El hijo de Dios murió para pagar el precio por cada error que hemos cometido. El pecado es un crimen capital, así que Él murió para liberarnos.

El combatiente de la tristeza

Dentro de la experiencia psicológica, Jesús conocía y tenía muy claro lo complejo que puede ser controlar nuestras emociones. Pero dominarlas es completamente posible. Como investigadora de la conducta humana, me he dado cuenta de que las personas se sienten frustradas con la falsa idea de que las emociones les dominan y que no tienen ningún control sobre éstas.
Todos pasamos por situaciones en la vida que nos conducen a estar bajo los mantos de la tristeza y la inseguridad. No existe persona alguna que, cuando llegan las experiencias de dolor, traición y pérdidas, no sienta desolación y angustia. Jesús, en su experiencia humana, también lo vivió.
Hay quienes, mostrando dificultad para socavar en el interior, ponen barreras y encierran los asuntos emocionales en un baúl. Esos asuntos quedan encerrados, pero no resueltos. Existen las personas que lloran hacia adentro y no hacia afuera, pero mientras no resuelvan dar una conclusión saludable a las experiencias de dolor, éstas quedarán ahí y saldrán de alguna manera. Lo complejo de esto es que pueden salir con una depresión, dado que muchas depresiones son el resultado de tristezas acumuladas que fueron reprimidas.
DepresionWomanDe otra forma, las personas que logran superar las limitaciones psicológicas son más saludables, se les ve más hermosas, emprendedoras, inteligentes y, sobre todo... felices. Quienes se aferran a la filosofía de que la vida es bella y que, por encima de las dificultades que se presenten, vale la pena vivirla, se convierten en agentes transformadores de su realidad y viven de una manera plena.
Nuestro amado Señor Jesús, sin lugar a dudas, fue un luchador y combatiente de la tristeza. Psicológicamente hablando, todos los días se le presentaban situaciones complejas que eran, supuestamente, para que viviera en una depresión constante. Era perseguido, criticado, tentado, traicionado y probado. Sin embargo, controló sus emociones con una personalidad equilibrada. Y no solo para Él, sino que también lo promovía en los demás.
Esto lo vemos claramente en el momento en que Jesús estaba próximo a morir, y los discípulos estaban a punto de tener la gran pérdida de su Maestro. Jesús debió haber estado sufriendo dentro de sus procesos emocionales, porque iba a partir y sabía que se enfrentaría a un enorme martirio físico y psicológico. Sin embargo, buscó producir alegría en un momento de tristeza. En medio de su oración habló de felicidad. Él dijo: “…para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos” (Juan 17:13). ¿Cómo puede alguien hablar de alegría cuando está tan cerca de la ejecución? ¿Cómo puede alguien hablar de placer emocional cuando se ha conspirado tan injustamente en su contra? Lo hizo así porque esta gran lección no solo era para los discípulos, sino también para ti y para mí. Por encima de cualquier situación, podemos abrazarnos esencialmente a la actitud de hablar de gozo.
Jesús sabía que después del proceso tan doloroso que estaba próximo a vivir, vendría una victoria que no tendría final. Sabía lo que el Padre haría. Por eso, querido amigo, si en estos momentos estás pasando una prueba y estás sufriendo, evalúa dentro de la tristeza, ¿qué es lo que no estás creyendo que Dios pueda hacer? Recuerda que nada es difícil para Dios, y que no existe ni existirá la montaña que no pueda ser movida con su poder.

Nuestro nombre nuevo

… le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo. Apocalipsis 2.17
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Ella decía que era la reina de las preocupaciones, pero, cuando su hijo tuvo un accidente aprendió a escapar de ese rótulo limitador. Mientras el muchacho se recuperaba, ella se reunía todas las semanas para hablar y orar con unas amigas. Pasaron los meses y, a medida que esta mujer transformaba sus temores e inquietudes en oración, se dio cuenta de que estaba dejando de ser la reina de las preocupaciones para transformarse en una guerrera de oración. Percibió que Dios estaba dándole un nuevo nombre, y que su identidad en Cristo era cada vez más profunda gracias a la lucha ante cualquier dolor imprevisto.
En la carta a la iglesia en Pérgamo, el Señor promete darles a los fieles una piedra blanca con un nombre nuevo (Apocalipsis 2:17). La mayoría de los comentaristas bíblicos concuerdan en que esta piedrecita blanca señala nuestra libertad en Cristo. En la época bíblica, los jurados de un tribunal usaban una piedrecita blanca para el veredicto de inocente y una negra para el de culpable. Además, una persona que tuviese una piedrecita blanca entraba en eventos tales como banquetes. Asimismo, los que reciben la piedrecita blanca de Dios son recibidos en la celebración celestial. La muerte de Jesús nos da libertad, una vida nueva… y un nombre nuevo.
¿Qué nombre nuevo crees que Dios te pondría?
Señor, muéstrame cómo me has transformado en una nueva criatura.
Los seguidores de Cristo tienen una nueva identidad.