miércoles, 2 de abril de 2014

¿Cuál es el argumento Cosmológico para la existencia de Dios?

Ayer vimos el argumento "Ontológico" para la existencia de Dios. Decíamos que, el argumento ontológico es un argumento basado, no en la observación del mundo, como la cosmología y los argumentos teológicos, sino más bien empleando únicamente la razón. Específicamente, el argumento ontológico razona a partir del estudio del ser (ontología). Trata de que, al ser la existencia un hecho tangible, y siendo la existencia más grande que la no existencia, hace real la existencia de Dios, al ser Dios lo más grande.

Pero hoy veremos, nuevamente, el argumento "Cosmológico; y aún hay más evidencias de la existencia de Dios.

El argumento cosmológico intenta probar la existencia de Dios observando el mundo que nos rodea (cosmos). Comienza con lo más obvio de la realidad: que las cosas existen. Y dice que la causa de la existencia de estas cosas, tiene que deberse a otra: “una especie de Dios.” Este argumento va en retrospectiva hasta Platón, y desde entonces ha sido usados por notables filósofos y teólogos. Finalmente, la ciencia se enfrentó con los teólogos en el siglo XX, cuando fue confirmado que el universo debió haber tenido un principio. Así que actualmente, los argumentos cosmológicos son aún más importantes para los "no-filósofos."

Existen dos formas básicas de ver estos argumentos, y la forma más fácil de verlas son la “vertical” y la “horizontal.” Estos nombres (formas) indican la dirección desde la cual proceden las causas. 
En la forma vertical, se afirma que cada cosa creada está siendo causada ahora mismo (imagina una línea de tiempo con una flecha apuntando hacia arriba, hasta el universo, hacia Dios). 
La versión horizontal muestra que la creación debe tener una causa en principio (imagina la misma línea de tiempo, sólo que con una flecha apuntando hacia atrás, a un punto de partida en el tiempo).

Ánimo en medio de la lucha

Cuando el peso de las cargas parezca insostenible,
y tus pensamientos quieran limitar tu ampliada visión;
si al tocar las puertas pareciera que todas se cerraran,
recuerda que Dios sigue teniendo el control de todo en tu vida.

Cuando fatigado o afligido quieras rendirte…
recuerda que Dios piensa que tú puedes enfrentarte a esa responsabilidad
y salir airoso con una gran victoria sobre ese reto.

Cuando la esperanza quiera desaparecer, persiste.
Porque la fe es esa voluntad que te ayuda a continuar aferrado,
aún cuando quisieras soltarte de todo cuanto has querido y creído.
Porque te ayuda a proseguir encaminado hacia la meta.
y te mantiene, aún casi sin fuerzas, pero guerreando.

Cuando meditando en tus deberes y responsabilidades,
te angusties queriendo estallar porque el peso parezca doblegarte 

y sientas que vas a enloquecer o perder la razón,
Dios promete que ha de darte la cordura y la serenidad, 

para que camines en libertad y puedas desafiar los vientos de adversidad.

No permitas que tu corazón se turbe.
No dejes que las tinieblas penetren en tu interior para dañar el panorama.
No te intimides a causa de los comentarios o palabras 

que algunos lanzan como espada tratando de destruirte.
Considera que de todas las perlas, tú eres la más hermosa.
Dios no desampara ni abandona a sus criaturas,
y aunque la lucha parezca cruel, tú vas a poder vencer.
Agárrate fuerte de Su mano y no tornes tu mirada atrás.
Deja que el tiempo apacigüe la mar embravecida,
Dios puede la tormenta calmar, los vientos contrarios se tranquilizarán.

No renuncies a un paso de la tierra prometida.
Si te has esforzado tanto, no es el momento de bajar la guardia.
Camina la milla extra, el esfuerzo y el empeño tarde o temprano,
rinden sus frutos. ¡Camina, no te detengas!
Avanza con paso lento, pero certero.

Eleva tu mirada al cielo, contempla la altura de la montaña.
Mira al sol brillando en su esplendor, considera a las estrellas
cumpliendo su misión en medio de la noche, cubriendo el firmamento.
No te concentres en la espina que tiene la rosa,
ni veas las piedras como obstáculos para impedirte el paso.
Demuéstrate a ti mismo que eres más fuerte de lo que piensas.
No por tu potencia, sino con el apoyo de Dios.


El alpinista llega a la cima, después de escalar la montaña.
El oro es purificado tras un fuerte trabajo en el fuego.
Nadie dijo nunca que la vida sería fácil, pero sin temor a dudar,
quien nunca se rinde algo ha de ganar.


El idioma del amor

“Hijitos míos, que nuestro amor no sea solamente de palabra, sino que se demuestre con hechos” (1 Juan 3:18)
El lenguaje del amor es emocionante, está siempre vivo, siempre cambia. Teniendo en cuenta que expresar amor requiere dar y recibir, vamos a ver las cosas que hiciste ayer, en orden a “hablar” el idioma del amor a los que te rodean. Luego pídele a tu familia que también participe, recordando las maneras en que expresaron amor ayer. Que piensen en lo que ocurrió en casa y en la escuela, o en el caso de tus padres, en el trabajo. Una vez que se haya hecho, compartidlo todo en familia, pídele a cada miembro de ella que lo haga.
Después de que todos hayan compartido, pídeles que hagan un círculo y que cada uno le mencione a quien está a su lado, una cosa que él o ella hace, que considera un ejemplo propio del idioma del amor hacia los demás. Por cada ejemplo, que introduzca algo en el círculo. Y que cada uno tenga la oportunidad de compartir.
¿Qué ocurriría si este pequeño ejercicio se convirtiera en una tradición familiar? ¿Te haría pensar más en la manera como tratas a los que viven contigo, y a todos los que te rodean? 
Tú puedes marcar la diferencia en las vidas de aquellos con quienes entras en contacto, “hablando” el idioma del amor.

Amor es … escuchar

Stephen Sorenson escribió una vez en el “Disciples hip Journal”, acerca de un período de dos años en el cual estaba aquejado en ambas muñecas, de una tendinitis tan severa que no podía levantar ni siquiera levantar a su pequeña hija, ni tampoco abrir un frasco. Y al mismo tiempo, estaba intentando hacer remodelaciones en su casa.
Guillermo, un músico militar retirado, vino en su ayuda. Y Sorenson escribió: “Guillermo venía a casa día tras día. Desenterró nuestra fosa séptica, cortó árboles viejos, y bueno, simplemente pasó un tiempo con nosotros. Creía que él comprendía mi dolor y nuestras necesidades. Pero una tarde, mientras él y yo paseábamos y conversábamos por el bosque, descubrí el por qué de su ayuda”.
“Guillermo había vivido la mayor parte de su vida para la música, pero se le desarrolló un tremendo problema de oído, impidiéndole escuchar música de cualquier tipo. Como resultado, más que sentir rechazo por mi problema, Guillermo se sintió identificado conmigo por nuestra problemática en común. Pero antes de que se separaran nuestros caminos, Guillermo se convirtió en cristiano.
Cuando miro hacia atrás, no sé si hubiese empleado tiempo en hablar con Guillermo, caso de que mis muñecas hubiesen estado bien. Es muy probable que hubiese estado clavando o manejando una sierra, por lo tanto, lo único que hice fue escuchar y hablar. Pero en los planes de Dios esto fue suficiente.”
El primer deber del amor es escuchar.
Santiago 1:19
Esto sabéis, mis amados hermanos. Pero que cada uno sea pronto para oír.

Dios quiere darte una nueva oportunidad

Dios quiere darte una segunda oportunidad
“Entonces aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor! Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar”. Juan 21:7 
Dios siempre nos da nuevas oportunidades aun sin merecerlo, lo cual es increíble. Por naturaleza somos rebeldes y pecadores, pero Dios no nos ve como somos, sino como llegaremos a ser cuando nos encontremos con Él y suframos una transformación en el ámbito sobrenatural.
La historia que sigue, bonita por su sensibilidad, es la historia que muchos, en algún momento de sus vidas, han experimentado, puesto que, no es necesario renunciar completamente a Dios para alejarse de Él; tú puedes ser el mejor servidor a la vista de toda la congregación, pero puedes estar totalmente alejado de una verdadera relación personal con el Señor.
Todos conocemos la historia de cómo Pedro negó a Jesús; aquel hombre que dijo: “…Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré” (Mateo 26:33); muchas veces le prometemos de todo al Señor por puros impulsos humanos y, cuando la realidad de la prueba se presenta, muchos hacemos lo mismo que Pedro, huir y negar lo que un día profesamos: “Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16).
Es fácil decir todo lo bello que es Dios cuando todo es prosperidad, cuando todo es una bendición, cuando sus milagros y maravillas están a la vista.
Pero lamentablemente, muchos no estamos preparados para la hora de la prueba. Jesús le dijo a Pedro: “…Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo” (Lucas 22:31) y en otra ocasión también le había dicho: “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”. (Marcos 14:38)
El episodio de su negación todos lo conocemos. La Palabra de Dios describe cómo después de negar a Jesús, Pedro lloró amargamente: “Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente”. (Lucas 22:62)
Nos podemos identificar con Pedro, sentir lo que él sintió en ese momento, percibir el ambiente en que se movía y lo peor de todo, saber que le había sabido mal a aquel que había depositado su confianza en él, que le había elegido para hacer historia, que le había discipulado para hacer cosas como las que Él había hecho..., pero todo eso fue echado a la borda. Tenia razón Jesús, Él ya lo había dicho y se cumplió tal y como lo dijo. Seguramente Pedro estaba destrozado.