martes, 11 de febrero de 2014

¿Por qué debemos leer/estudiar la Biblia? - Preguntas bíblicas

Debemos leer y estudiar la Biblia sencillamente porque es la Palabra de Dios a nosotros. 2 Timoteo 3:16 dice que la Biblia es “inspirada por Dios”. En otras palabras, es la Palabra de Dios para nosotros. Hay muchas preguntas que los filósofos y la gente en general se han hecho y que Dios nos las responde en las Escrituras: ¿Cuál es el propósito de la vida? ¿De dónde vengo? ¿Existe vida después de la muerte? ¿Cómo puedo ir al cielo? ¿Por qué está el mundo tan lleno de maldad? ¿Por qué me cuesta tanto trabajo hacer lo bueno?...

Adicionalmente a estas “grandes” preguntas, nos proporciona un incontable número de consejos prácticos en áreas tales como: ¿Qué debo buscar en mi pareja? ¿Cómo puedo tener un matrimonio exitoso? ¿Cómo puedo ser un buen amigo? ¿Cómo puedo ser un buen padre/madre? ¿Qué es el éxito y cómo puedo alcanzarlo? ¿Cómo puedo cambiar? ¿Qué es lo más importante en la vida? ¿Cómo buscar a Dios?...¿Qué debo hacer para ir al cielo?...

Debemos leer y estudiar la Biblia porque es totalmente confiable y sin error. La Biblia es única entre muchos denominados libros “sagrados”, porque no sólo ofrece enseñanzas morales y dice “confía en mí”, sino que también nos ofrece la oportunidad de probarla, corroborando cientos de las detalladas profecías que contiene, verificando los eventos históricos que relata, y  certificando los hechos científicos que describe. Aquellos que dicen que la Biblia tiene errores, deben tener sus oídos cerrados a la verdad. Jesús preguntó una vez, “¿Qué es más fácil, decir: tus pecados te son perdonados o decir: levántate y anda?” (Lucas 5:23). Entonces Él probó que tenía el poder para perdonar los pecados (algo que no podemos ver físicamente) curando al paralítico (algo que los que le rodeaban pudieron atestiguar con sus ojos). De manera similar, tenemos la seguridad de que la Palabra de Dios es verdad, cuando se discuten aspectos espirituales que no podemos atestiguar con nuestros sentidos físicos, pero mostrando su veracidad en todas aquellas áreas que sí podemos verificar (exactitud histórica, científica y profética).

¿Qué te define?

Hace poco leí la historia de Lizzie Velásquez, una joven que padece un síndrome muy extraño; sólo se conocen dos casos incluyendo el de ella. Su enfermedad no le permite ganar peso. Por mucho que coma, su grasa corporal es de cero por ciento. Y además de ser extremadamente delgada, ha perdido la visión en el ojo derecho.
Cuando nació, prematuramente, los médicos les dijeron a sus padres que no esperaran que pudiera valerse por sí misma. Pero actualmente es oradora, ha terminado la universidad y tiene tres libros escritos.
Su aspecto físico la ha hecho objeto de oprobios, llegando a llamarla “La mujer más fea del mundo” y ganándose comentarios muy dañinos. Sin embargo, ella no se ha echado para atrás, no se ha intimidado ni ha desistido de sus metas. En las charlas doctrinales que da, dice que lo que la gente comente no la define, ¿no es una buena enseñanza?
¿Te has preguntado qué es lo que te define? Si pones tu atención en lo que la gente dice, si te desplomas ante la menor crítica, si tu mundo se termina cada vez que algo no sale como tú esperabas, estás listo para fracasar.
Nuestra identidad debe estar en Dios; su Palabra y su propósito para nuestras vidas deben ser el núcleo de nuestros pensamientos y actividades; nuestra vista debe estar siempre puesta en Él y no en las circunstancias.

¿Existe el chisme santo?

"No, si yo no tengo nada que ver con eso. No soy chismoso”. Probablemente es lo que dirías, o lo que contestaría “el amigo de tu amigo”.
Los canales de televisión están llenos de reality shows que se enfocan fundamentalmente en los chismes, y a nadie parece molestarle, y los periódicos tienen su área más leída bajo el nombre de “espectáculos”.
iStock_000019522725SmallLos paparazzis, ganan miles de dólares por una fotografía que cuente algo privado. ¿Por qué? Porque todos quieren saber y decir lo que nadie cuenta. Todos están dispuestos a escuchar el chisme de la chusma del barrio, que se pasa el día en la acera para poder tener toda la información “calientita”.
Una vez escuché una expresión que hizo que todos pararan sus oídos e hizo que el orador prestara la máxima atención a los que estaban ahí ese día. En medio de sus anuncios dijo: “Les voy a contar un chisme santo…”

El Don De Los Problemas - Crisis

Cuando estamos atascados y frustrados no nos gustan los problemas, ¡a nadie! Pero los problemas son fuente de riqueza, fama, poder, progreso y la mayoría de las cosas buenas de la vida. Sin problemas aún viviríamos en cavernas. ¡Gracias a Dios por el don de los problemas!
¿Creo realmente en eso? Sí, pero, ¿creo siempre así? No. Veo especialmente difícil apreciar los problemas siempre de esta forma, sobre todo si soy yo quien los tiene.
La verdad es que la mayoría de nosotros se gana la vida resolviendo los problemas de otros. En este sentido, aunque me frustren mis propios problemas, estoy sumamente agradecido de que otras personas tengan problemas que yo puedo resolver.
Tuvimos un problemita con el coche de María esta semana. El espejo lateral del lado del pasajero fue golpeado, y como tiene un control eléctrico no podía arreglarlo por mi cuenta. ¡Vale!, teníamos un problema, y como no estaba programado, y yo no quería ser molestado ese día en particular,... me molestó. Pero aprecié que el mecánico del taller lo viera de manera muy diferente. Con su conocimiento, experiencia y herramientas, no tuvo ningún problema; para él fue una manera fácil de ganarse un dinerillo. ¡Qué bien!, ¡qué afortunado!
En una economía diversificada los problemas dan vida al mundo. Cuando tengo un problema con mi coche, el mecánico gana dinero. Cuando tengo un problema con mi ordenador, el técnico hace dinero. Y cuando mis clientes quieren hacer crecer sus negocios, enriquecer sus vidas, o tienen dificultades en alcanzar sus metas más importantes, recibo una llamada de ellos. ¡Gracias a Dios por los problemas!
Parecerá una incongruencia, pero la verdad es que si queremos hacer más dinero, necesitamos aprender a resolver más y más grandes problemas de más gente. La gente paga para que le resuelvan sus problemas.

Juan 3:16 – Amor, pero también fe y obra en acción

Una historia cuenta que una noche gélida de invierno, un niño se encontraba vendiendo periódicos en una esquina. El pequeño vivía en la calle y dormía en una caja de cartón que colocó en un rincón, para tratar de guarecerse lo mejor posible de las inclemencias del clima y de algunas “alimañas” que solían andar sueltas.
Aquella noche hacía más frío de lo habitual, y la caja de cartón con la que pretendía proteger su frágil cuerpito, no iba a ser suficiente. Preguntó entonces a un policía, si sabía a dónde podría ir un niño en esas condiciones.
El uniformado le indicó una dirección cerca de allí y le dijo que cuando fuera atendido, dijera: “Juan 3:16”.
Así lo hizo el niño. La amable anciana que le atendió cuando escuchó “la frase”, le hizo pasar, le dio de comer y le bañó; le proveyó ropas y le acostó en una mullida cama. Al día siguiente, después de levantarse muy temprano, le ofreció un desayuno como nunca había disfrutado. El niño no entendía nada.
La anciana se sentó junto al pequeño, abrió una gastada Biblia, leyó Juan 3:16 y le habló acerca de Jesús.
Fue entonces, cuando el niño comprendió cómo el amor de Dios es capaz de hacer que un chiquillo en situación de abandono, pueda sentirse amado, seguro, protegido.