“Todas tus obras te agradecerán, Señor, y tus fieles seguidores te darán alabanza.”
Salmos 145:10 (Nueva Traducción Viviente).
Después de decidir dejar de beber alcohol porque mi cuerpo y mente estaban dañados, recibí la salvación de parte de DIOS. El diagnóstico que me dio el médico fue para mí devastador. Llegué a pensar que jamás volvería a ser normal. No obstante DIOS, por medio de Sus Palabras en la Biblia me prometió vida (Ezequiel 37, Isaías 43:1-5). Me era imposible controlar mis nervios y mi mente afectada por el pecado. Pero cuando leía la Palabra de DIOS (Salmos 23 y Salmos 91) encontraba esperanza y reposo. Tuve esperanza en que algún día llegaría la anhelada restauración y me dediqué a alabar a DIOS con mi vida. Sin importar que tuviera muchas circunstancias en contra, me empeñé en hacer todo lo mejor que podía y ofrecérselo a DIOS. A pesar de la pesadez y el desánimo que sentía, buscaba al SEÑOR y procuraba hacer Su voluntad. Entendí, que sin importar la difícil situación que me afligía, cada día era un regalo de DIOS y debía vivirlo como tal.
Y decidí no permitir que el enemigo se saliera con la suya y robara mis días con pesares; por el contrario, aprendí a contar mis bendiciones en medio de la tormenta y esto me traía buen ánimo, y con el paso del tiempo fui restaurado. El Espíritu de DIOS sopló vida donde había muerte, y por medio de Su poder echó fuera la depresión y me regaló alegría por vivir.
Y decidí no permitir que el enemigo se saliera con la suya y robara mis días con pesares; por el contrario, aprendí a contar mis bendiciones en medio de la tormenta y esto me traía buen ánimo, y con el paso del tiempo fui restaurado. El Espíritu de DIOS sopló vida donde había muerte, y por medio de Su poder echó fuera la depresión y me regaló alegría por vivir.