martes, 8 de octubre de 2013

En las Manos de Dios - Reflexiones - Vídeo

La comisión de parques recibió la orden de eliminar los árboles de cierta calle porque iban a ensancharla.
Cuando la cuadrilla estaba a punto de iniciar su tarea, el capataz observó que en una de las ramas había un nido de petirrojo y la mamá pájaro estaba sentada en él. Entonces el capataz ordenó que cortaran el árbol más tarde.
Pero cuando los trabajadores regresaron al árbol, descubrieron que el nido estaba ocupado por pichones que tenían el pico bien abierto. Una vez más, dejaron el árbol en su sitio.
Volvieron a las dos semanas y hallaron el nido vacío. La familia de petirrojos había crecido y se fueron volando.
Pero algo en la parte inferior del nido llamó la atención a uno de los obreros. Se trataba de una pequeña tarjeta blanca, manchada, pero aún legible. Al separarla del barro y de los palitos que armaban el nido, descubrió que era una tarjetita de la Escuela Dominical que decía:
-"Confiamos en el Señor, Nuestro Dios”.
La mayor garantía que tenemos para la solución de nuestras preocupaciones y problemas es dejarlas en manos del Señor.
Es un gran consuelo abandonar los enredos de la vida en las manos de Dios y dejarlos allí.
Salmo 55:22
Encomienda al Señor tus afanes, y Él te sostendrá.

La vasija invaluable - Devocional

En cierta oportunidad, un maestro narraba a su clase la historia de una antigua vasija de cerámica de inestimable valor, por la que se había pagado una fortuna en una subasta pública. La vasija había sido usada durante años por un mendigo que acabó sus días en la miseria, totalmente ignorante del valor de aquel objeto con el que había pedido limosna.
Uno de los alumnos, no entendiendo la enseñanza que había en sus palabras, le preguntó qué era lo que representaba esa vasija, a lo que el maestro respondió:
vasija
-“A ti mismo. Tú concentras toda tu atención en el insignificante conocimiento que adquieres de los libros y de los maestros. Sería mejor que le prestaras más atención a la vasija en la que lo guardas”.
Es decir, hay muchas personas que se han pasado la vida trabajando, estudiando, afanados en juntar riquezas, presas del estrés, del agotamiento físico y emocional..., creyendo que su verdadero valor estaba en las posesiones y olvidando que su vida es ya de por sí de un valor inestimable.
Pues no importa cuánto estudiemos o trabajemos, ni lo mucho o poco que acumulemos, que lo importante es cuidar y cultivar nuestro ser interior. 
Dios puso en ti cosas únicas e invaluables, no permitas que los afanes de la vida o el mal momento que estás pasando te hagan olvidar quién eres.
“Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás”. Efesios 2:10 (NTV)
Nunca olvides cuán valiosa es tu vida, eres la obra maestra de Dios y  fuiste creado para grandes cosas. Tu valor va mucho más allá de tus posesiones o de tu apariencia.

El gozo de Dios - Devocional - Vídeo

“Éste es el día en que el Señor actuó; regocijémonos y alegrémonos en él.“
Salmos 118:24 (Nueva Versión Internacional).
En una ocasión me encontraba “cabizbajo”, desanimado, apático, y en eso comencé a imaginar que tenía un dialogo con el SEÑOR, en el que Él me hizo saber que el problema estaba en mi interior. Y te voy a compartir ese dialogó imaginario que tuve con mi Dios:
-Te he hecho libre para vivir, regocíjate porque ya ha acabado tu búsqueda. Qué puede ser eso que ansías si ya lo tienes. Mira dónde estás hoy y todo lo que has recibido. Me has visto solear y aún dudas. Vive cada día como una aventura y entrégame ya todos tus afanes. Te lo digo de nuevo, ¡no busques más!, que ya estás donde perteneces. Déjate de nuevo caer en mis manos, que mis sueños son más grandes que los tuyos. Haré cosas grandes contigo sí así lo quieres. Recuerda mis favores cuando me has dejado actuar, ¿te he fallado? Te lo digo de nuevo, ¡confía en mí! ¿Por qué quieres saber cómo voy a hacer las cosas?, bástate con saber que no te fallaré. Hijo mío, ¿es que no recuerdas de dónde te he salvado? Quiero que disfrutes este tiempo, quiero que vuelvas a ver todo lo que hago para llamar tu atención. Dame de tu gozo y mira todo lo que he creado para ti. Ya lo sabes, me gozo cuando te maravillas con mi creación.
¿Acaso tendré que traer de nuevo a los dinosaurios para llamar tu atención? Mantén tu corazón igual que aquel día en el que te salvé. ¿Recuerdas cómo estabas agradecido por tu nuevo comienzo? Hoy te digo algo, en Mí cada día es un nuevo comienzo. ¿Recuerdas cómo latió tu corazón y querías ayudar a tus hermanos? Hoy te digo esto, ¡sigue siendo ayuda para tus hermanos y tu corazón aumentará sus latidos! ¿Recuerdas cómo tu corazón ansiaba pedir perdón a todo el que lastimaste? Hoy te digo una verdad, ¡practica el perdón y mantendrás pura tu alma! Hoy te digo hijo mío, que disfrutes todo cuanto te doy, ¡que ese es Mi gozo!

¡Disfruta cada día que recibes del SEÑOR! Disfrútalo con el entendimiento de que cada mañana que te levantas estás recibiendo un nuevo regalo de Dios. ¿Cuán grande puede ser aquello que anheles comparado con Cristo? Vive cada día como una aventura y aumenta tu alegría.

Disfruta de cuanto tu Padre Dios te da, pues ese es Su gozo.


Anónimo - Devocional

La Biblia nos relata muchas historias de personas cuyos nombres nos resultan desconocidos, pero aún así son recordadas por algún hecho llamativo de su vida. En el Nuevo Testamento podemos encontrar los relatos de: los cuatro amigos del paralítico curado en Capernaúm (Marcos 2:1-12), el centurión que pidió sanidad para su siervo (Lucas 7:2-10), el muchacho que dio los panes y los peces para alimentar a cinco mil personas (Juan 6:1-15), la viuda que dio más que todas las personas en la ofrenda en el templo (Lucas 21:3), el ladrón que fue crucificado junto a Jesús (Lucas 23:41-43)... No sabemos los nombres de estas personas, sin embargo tuvieron el privilegio de que alguna de sus acciones quedasen registradas en la Biblia, para servir de inspiración a futuras generaciones.
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Lo interesante de todos éstos personajes es que sus acciones estuvieron relacionadas con milagros. Los cuatro amigos y el centurión hallaron sanidad, el niño que dio los panes y los peces fue testigo de una tremenda multiplicación, la viuda halló el agrado de Dios por su ofrenda, mientras que el ladrón que fue crucificado junto a Jesús, alcanzó la salvación por su actitud de arrepentimiento.
Definitivamente,  todas nuestras obras en el anonimato Dios las recompensa en público.
Jesús mismo, aun en medio del revuelo que ocasionaban sus milagros y prodigios, nunca buscaba los primeros lugares, ni reconocimientos ostentosos. Cuando nuestro nombre suena más fuerte que nuestras obras, realmente debemos examinarnos interiormente para ver cuál es la verdadera motivación con la que actuamos. ¿Queremos que nuestro nombre sea exaltado? Muchas personas hacen cosas buenas pero con motivos equivocados, ya que en el fondo sólo buscan alimentar su ego, su orgullo o vanidad. Sin embargo, hay otros que hacen grandes obras, pero desde el anonimato, sin buscar un reconocimiento personal y sólo como una manera de expresar el amor que sienten por su prójimo. Tengamos presente que Jesús es el único digno de recibir la gloria, pero cuántas veces nuestra carne nos tienta a quedarnos con la gloria que sólo le pertenece a Dios…
En el evangelio de Mateo se habla de orar y ayunar en privado a Dios, “y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público”
Nada de lo que hagas, quedará sin recompensa, sólo asegúrate de no quedarte con la gloria, la cual no te pertenece.

La historia de Ramiro… Indiferencia espiritual - Devocional - Vídeo

Ramiro es un adulto que le entregó su vida al Señor cuando era un jovencito de 15 años. Los primeros años de Ramiro en el sentido espiritual fueron muy buenos, le encantaba orar, leía la Biblia muchas horas al día, practicaba el ayuno, a veces también las vigilias, se le veía cantar con mucho gozo, se le veía derramar lágrimas durante la adoración, y respecto al mensaje que se exponía en su Iglesia siempre se le solía ver muy atento, siempre analizando y aprendiendo.
Durante muchos años Ramiro vivió de esta manera, estaba muy bien visto por todos, la gran mayoría de la gente que le conocía podía dar muy buen testimonio de él, era una persona entregada a Dios, no hacía nada sin antes orar, trataba de no fallarle a Dios, pero sobre todo, al escucharle hablar cualquiera podía darse cuenta de que era un hombre de Dios, pues sus palabras era sabias y de mucha bendición.
Mas con el transcurrir de los años, Ramiro se permitió dejar de practicar todas estas cosas que le habían llevado a ser el hombre que era, ese hombre honesto, sincero, humilde, y sobre todo lleno de la presencia de Dios. Ramiro olvidó que la práctica de la oración, la lectura de la Biblia y muchas otras cosas que él practicaba, le habían hecho un hombre ejemplar.
Ahora Ramiro había dejado de practicar todo aquello que antes hacía, ahora la oración le parecía aburrida y consideraba que no la necesitaba tanto, pues todo el día (según él) mantenía la comunión con Dios. Tampoco se sabe en qué momento renegó de la lectura de la Biblia, creyó que haberla leído muchas veces eran suficientes como para saber todo lo que tenía que saber; y sin darse cuenta, Ramiro fue cayendo en las garras de la indiferencia espiritual.
A veces creer que no necesitas aquello que antes te fue de mucha ayuda, te puede conducir al enfriamiento y esto a la indiferencia espiritual y Ramiro, sin darse cuenta, había perdido aquello que en sus inicios en los caminos del Señor, le había hecho ser un hombre respetado y admirado.