martes, 21 de junio de 2016

El niño que vende rosas junto al semáforo

Pablo vende rosas. Rojas, blancas, amarillas, rosadas. Tiene doce años. Se ubica todas las mañanas junto a los semáforos, en un barrio de cualquier ciudad...
Sus ojos revelan inocencia, ternura e incluso sueño. “Rosas, rosas, baratos los ramos” pregona. “Para la esposa, para la novia, para la amiga…”. La misma rutina todas las mañanas cuando el sol despierta perezoso sobre nuestra ciudad.
Sí, ya lo sé: en su país, ciudad y barrio también venden rosas. Estamos de acuerdo en ese punto, pero sobre lo que deseo llamarle la atención es sobre el drama que hay detrás de Pablo.
Es apenas un adolescente. Lo ideal es que hiciera lo propio de un niño de su edad. Jugar, soñar, disfrutar del calor de su hogar y responder a los compromisos escolares.
Nuestro amado Señor Jesucristo expresó su amor por los niños: “…Mas Jesús, llamándolos, dijo: “Dejad a los niños venir a mí, no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él…” Lucas 18:16-17

lunes, 20 de junio de 2016

La fe salvadora

Sabemos cuáles son las creencias fundamentales del cristianismo. Concentrémonos entonces, en los aspectos de la fe. El conocimiento de quién es Jesús y de lo que hizo debe estar acompañado por la fe de que los hechos son ciertos y que se aplican en nosotros. Debemos comenzar por entender que hemos violado la ley de Dios, y eso nos hace pecadores.
Primero, que todos hemos nacido con una naturaleza que se rebela contra el Señor. Segundo, reconocer que ninguno de nuestros esfuerzos puede hacernos merecedores de su perdón. Tercero, aceptar que Jesús murió por nosotros; Él pagó por todos nuestros pecados, no importa lo terribles que sean a los ojos del mundo.
Cuarto, entender que la muerte de Jesús fue el pago por nuestros pecados y además, que no se necesita nada más. Debemos aceptar que Él pagó nuestra condena y que sufrió la ira de Dios en nuestro lugar. Por último, aceptar por fe que hemos sido adoptados en la familia de Dios por la muerte expiatoria de Jesús. La invitación es para toda la humanidad, pero no todo el mundo tiene una convicción verdadera. Muchos ven estos hechos solo como “información”, no como verdades transformadoras.

Obediencia y Discernimiento

Ser capaz de mantenerse firme en las creencias es un acto difícil en estos tiempos, especialmente porque estamos expuestos a multitud de fuentes de información y de comunicación.
Hoy en día es muy fácil dar a conocer un pensamiento o una idea al mundo entero; para esto se usan los conocidos “medios sociales”, los cuales son muy útiles, pero al mismo tiempo son muy peligrosos; especialmente si no se “filtra” el contenido.
Dios nos pide obediencia, fe y constancia. Todos sus principios están centrados en estos tres elementos.

Tratemos el tema de la obediencia.
Existen tres razones por los que la gente es obediente: Primero, cuando se es un esclavo se obedece “porque se tiene que hacer”. Segundo, un empleado obedece “porque necesita hacerlo”; y tercero, un hijo amoroso obedece “porque decide hacerlo”. Hay muchas personas que viven como esclavos, a pesar de que Jesús dijo: Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre os las he dado a conocer.  (Juan 15:15).
Obedecemos a Dios por amor y convicción, no por temor a una represalia.

¿Te Sientes Indispensable?

Valentín se graduó hace un par de años y vive en Estados Unidos. Tiene un trabajo en el área de informática de una compañía internacional, que lo hace viajar con frecuencia por diversos países. Cuando le pregunté por su trabajo, me respondió: “Tranquilo, pero muy bien”.
¿Por qué tranquilo?, le pregunté. Me dio una respuesta muy interesante:
“Porque allí se entra muy puntualmente pero se debe salir también a la hora exacta. Si te quedas a trabajar más tiempo, tu jefe empieza a dudar de tu capacidad y te amenaza con quitarte el trabajo. El trabajo que se asigna es para realizarse dentro de las horas que debes permanecer en la oficina, y a la empresa le interesa que quienes trabajan ahí tengan una vida personal.” 
Esa vida personal comienza a las 6:00 de la tarde…
Esto coincide con un  programa de televisión que vi en días pasados. Era una reunión de expertos en relaciones laborales, y la gran discusión era sobre los horarios de trabajo que se han alterado en muchos países. 
Uno de los expertos en relaciones humanas dijo que el trabajo NO debería sustituir nunca a la vida personal del trabajador. Y explicó por qué: “La única posibilidad de encontrar el equilibrio necesario para que una persona sea sana en lo psicológico, emocional e intelectual, es que le dedique tanto tiempo a sus relaciones personales como a sus relaciones laborales.
Las exigencias laborales, explicó, se han vuelto muy estresantes y rígidas.
Algunas empresas han obligado a sus empleados a posponer su vida personal para un futuro que nunca llega, y lo que es peor, a renunciar a ella para sustituirla por la vida laboral, lo cual es absurdo”.

¿Está permitido a un cristiano tatuarse?

“...Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna. Yo Jehová…” Levítico 19:28
Una tendencia que se ha generalizado en el mundo y que es aplaudida y aceptada como una obra artística, es la referente a los tatuajes, tan frecuentes hoy en una gran cantidad de jóvenes y en otros no tan jóvenes.
Lo cierto es que uno puede estar confundido y preso de las mentiras, pero solo hasta el momento en que descubre la verdad. El Señor se refiere en Juan 8:31-32 a este particular cuando expresa: “…Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres…”
Por lo tanto, que los jóvenes cristianos sean librados de los engaños del diablo, de manera que puedan entender que el tema de los tatuajes tiene que ver de manera directa con la santidad, sin la cual dicen las escrituras, que nadie verá al Señor.
Se puede llamar al capítulo 19 el corazón del libro de Levítico, y al versículo 2 la clave del capítulo. El versículo 2 tiene el llamado a ser santo.
El capítulo contiene mandamientos que enseñan cómo ser santos, entre los que se encuentra el referente a imprimir marcas en el cuerpo, el cual encabeza este artículo. Ser santos es el primero de todos.
La razón para ser santo que el Señor nos da en las escrituras es: “…Porque yo soy santo…”
Para presentarse ante Jehovah se tiene que ser santo.
“Ser santo” es la manera como se debe vivir. Es importante hacer notar que la santidad es llevar una vida ordenada y disciplinada, y no una vida de confusión. Llegados a este punto conviene preguntar:
¿Cómo diferenciar si un cristiano se tatúa, que realmente no lo es, de otro que sí lo es y no lo hace? La santidad está expresada en la moralidad de la vida.
La vida santa no es una idea mística ni tampoco es llevar una vida apartada del mundo, sino mantener una vida pura en el mundo. Pedro cita este versículo (1 Pedro 1:16) “…porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo…”
Él quiere decirles a los cristianos que su vida deber ser distinta. Como Cristo dice, están en el mundo pero no son del mundo (Juan 17:15–17). Entonces, ¿por qué debo imitar sus prácticas? Si tatuarse no es malo, entonces tampoco lo sería robar, ni fornicar, ni cualquier otra falta que viole los más elementales principios de Santidad.

domingo, 19 de junio de 2016

El camarero

El reloj marcaba las 6 y 3 minutos de la tarde. No tenía segundero, sin embargo Gabriel sabía que estaba llegando 3 minutos tarde a su trabajo, y su jefe de inmediato le preguntó: ¿por qué llegas tarde? ¿No ves que tu compañero no puede salir sin estar tú antes aquí?
Gabriel le dijo: — sí, quería explicarle…
Su jefe le dijo: — dale esas explicaciones a tu familia. Solo ponte rápido a trabajar.
Empezó la hora del trabajo, y cuando Gabriel se dirigía a la mesa de una pareja de señores que se veían de la clase alta y muy refinados, estos le hicieron una señal con el dedo de que viniera rápido.
Al estar frente a ellos le preguntaron: — ¿cuál es tu nombre?
Él contesto:– Gabriel, señor, a sus ordenes.
Gabriel, ¿serías tan amable de traernos el menú, por favor?
En ese preciso momento el joven Gabriel sacó el menú que traía dentro de la manga de su ropa. Ellos se quedaron sorprendidos de la forma eficiente de Gabriel, y les dijo: ¿desean algo para tomar mientras se deciden, señores?
Ellos le dijeron: Sí, agua por favor.
Gabriel se fue rápido hacia el mostrador del restaurante y les sirvió el agua enseguida, y en ese momento, el caballero intencionadamente tiro el agua sobre Gabriel, mientras el vaso se hacía pedazos al instante. Les dijo en ese momento: no se preocupen, ya arreglamos esto. Con su camisa mojada y su pantalón que daba la impresión de haberse hecho pipi, los demás a su alrededor estaban viendo la escena y parecía como si Gabriel fuese un inepto.
Fue a la cocina, se colocó un delantal y siguió atendiendo a la pareja.
El caballero le dijo: – por favor, perdone, pero no fue mi intención, ¿puede traerme café por favor?
Gabriel de inmediato sirvió el café, y esta vez mientras el caballero levantaba la taza con su mano temblorosa, le llenó su delantal de café.
En ese momento, su jefe inmediatamente llamó a Gabriel y le dijo: estás despedido, eres un inservible. Primero derramas el agua y ahora el café con nuestros clientes.
Gabriel iba a explicar... y le dijo: no quiero explicaciones, solo trabajarás esta noche y mañana vienes por tu salario.
Gabriel estaba muy triste ante esta situación, pensaba en qué sería de su hija pequeña a quien debía comprar sus cosas básicas, y también mantener su hogar ya que su joven esposa murió después del nacimiento, de una hemorragia masiva que los médicos no pudieron contener, antes de ser llevada a sala de operaciones.

Olvidando lo que queda atrás

Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Filipenses 3:13-14
"Pasado” es el tiempo que pasó y que en una línea cronológica ha quedado atrás. Se reconoce como pasado en dicho tiempo, las cosas que sucedieron en él.
organizarmenteMuchas veces en nuestra nueva vida en Cristo recordamos el pasado, y lo tenemos muy presente como si en realidad no hubiera pasado tiempo desde el día en que pasó lo que pasó. Sin duda Pablo sabía eso, y en el versículo nos está diciendo que prefiere olvidar el pasado y no seguirlo recordando, que prefiere poner su mirada en el presente y en lo porvenir trabajando en la obra del Señor, siguiendo adelante en los caminos del Señor.
Obviando tu vida en el pasado, debes saber que el pasado es eso, pasado, y debes dejarlo de lado porque recordarlo es volver a vivirlo. Si lo tienes muy presente, sin querer lo vuelves a vivir al recordarlo, y no puedes seguirte lamentando por algo que ya pasó ahora que eres una nueva criatura en Cristo Jesús. Las cosas viejas pasaron y ahora todas son nuevas; no seas ya como el pueblo de Israel que vivía recordando su antigua vida como esclavos en Egipto cuando Dios los había liberado. Dios a ti ya te liberó, no te empeñes, pues, en seguir trayendo a tu memoria momentos o situaciones que te causan dolor, desánimo o frustración. Dios no te llamó para que te lamentes toda tu vida por algo que ya pasó; Dios no quiere a personas que vivan en el pasado, Dios quiere a hombres y mujeres valientes, esforzados, dispuestos a cumplir el llamado que Él ha hecho, dispuestos a seguir luchando a pesar de los fracasos, de las decepciones, o a pesar de los errores cometidos tiempo atrás.

Lo que Veo No Me Gusta

“Lo peor que puede pasarle a un hombre es llegar a pensar mal de sí mismo.” Johann Wolfgang Goethe
¿Te gusta lo que estás viendo en tu vida? ¿Estás conforme o quieres mejorar? ¿Qué te detiene para no poder alcanzar tus sueños?
Probablemente, si te colocas frente a un espejo no te guste lo que ves de ti; verás a alguien quizá con problemas de sobrepeso, con arrugas, una persona con una autoestima muy baja, que tiene problemas para nutrir su mente de pensamientos positivos...
Tus pensamientos determinan tu destino, tus pensamientos te debilitarán o te darán fuerzas, te desanimarán o inspirarán. Tus pensamientos crean emociones, éstas se convierten en actitudes y luego comienzan a formarse conductas, patrones o hábitos que formarán nuestro carácter y nuestro destino.
Soy responsable de mis pensamientos, así que si lo que veo no me gusta debo cambiar los malos hábitos que dominan mi mente.
Como dice James Allen en su libro As a Man Thinketh (Como un Hombre Piensa), un libro basado en Proverbios 23:7 “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”,  dice “Los buenos pensamientos nunca producen malos resultados; los malos pensamientos nunca producen buenos resultados”.
Si lo que veo no me gusta, debo cambiar los lentes con los cuales observo la vida, o darme colirio en los ojos para ver mejor.
El escritor David Fischman, autor del libro “El Espejo del Líder”, cuenta que una vez un rey estaba muy enfermo y pidió a un gurú que lo curara. Éste le dijo que se salvaría cuando consiguiera ver todo azul. El rey inmediatamente mandó pintar de azul casas y campos, teñir las telas y exigió a todos sus súbditos vestirse de azul. Meses después regresó el gurú a ver al rey.
El guardia, viéndolo vestido de blanco, lo obligó a ponerse traje azul. Cuando preguntó por qué, le respondieron: “Hace algunos meses un gurú loco aconsejó al rey ver todo azul”. El sabio respondió: “Yo soy ese gurú, pero quien se ha vuelto loco es el rey”. Al ver al rey le dijo: “Su Majestad, yo le pedí que viera todo azul, no que cambiase la creación de Dios. Lo que debió hacer fue ponerse lentes azules y así arreglar su problema”.
La historia de este rey se parece mucho a la nuestra, cuando pensamos que es más fácil que cambien otros o que cambien las circunstancias, antes de pensar que yo necesito hacer ese cambio.
Para comenzar ese cambio debes comenzar a cambiar tus pensamientos. Tus pensamientos le dan sentido a tu realidad. Si piensas de forma negativa vas a expresarte de manera negativa. Imagina que tu mente es un ordenador donde has venido almacenando datos desde que naciste. Con toda esa información has desarrollado creencias y paradigmas que te recuerdan muchas veces, que hay cosas que no puedes lograr, que no puedes hacer, que no son para ti, y así vas por la vida pensando que eres un fracasado; por eso lo que ves de ti no te gusta.

Sobre el mal triunfó el amor

No, no será Satanás quien al final se lleve la victoria.
No, no será el pecado, ni la muerte la triunfante…
No, no será el “maligno” quien se encargue de cerrar la historia,
dejando al ser humano lejos de Dios, y errante…

Jesucristo, “eterno rey de gloria”,
te invita a arrepentirte, para cubrirte con su amor y perdonarte.
El tiempo del final está cercano…
Mas el Señor bendito te convida
en el Apocalipsis, “a sus aguas de vida”.

Si crees en Jesucristo, su hijo amado,
en su cielo, en su “casa”, bien cuidado,
ya lejos de muerte, de dolor y ruina… (Apocalipsis 21:4).
No, no será el triunfo del mal quien predomine
sobre esta infeliz humanidad esclavizada.

Tú no permitas que Satanás te aliene y te domine,
no permitas el vivir y el morir encadenado.
Puedes clamar a Jesús; que Él te redime
del juicio, la condena y de las llamas.

Somos “más que vencedores” porque somos del Señor,
que es “Señor de los señores”, que a Satanás derrotó…
Clavado en la cruz, en el Gólgota, dio el grito; “¡se consumó!”
“Sangre y agua de la roca”; de su “costado brotó” (Juan 19:34).
Con esa sangre bendita, Cristo limpia al pecador (1ª Juan 1:7).
Satanás está vencido, sobre el mal triunfó el amor.