lunes, 20 de junio de 2016

Obediencia y Discernimiento

Ser capaz de mantenerse firme en las creencias es un acto difícil en estos tiempos, especialmente porque estamos expuestos a multitud de fuentes de información y de comunicación.
Hoy en día es muy fácil dar a conocer un pensamiento o una idea al mundo entero; para esto se usan los conocidos “medios sociales”, los cuales son muy útiles, pero al mismo tiempo son muy peligrosos; especialmente si no se “filtra” el contenido.
Dios nos pide obediencia, fe y constancia. Todos sus principios están centrados en estos tres elementos.

Tratemos el tema de la obediencia.
Existen tres razones por los que la gente es obediente: Primero, cuando se es un esclavo se obedece “porque se tiene que hacer”. Segundo, un empleado obedece “porque necesita hacerlo”; y tercero, un hijo amoroso obedece “porque decide hacerlo”. Hay muchas personas que viven como esclavos, a pesar de que Jesús dijo: Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre os las he dado a conocer.  (Juan 15:15).
Obedecemos a Dios por amor y convicción, no por temor a una represalia.
Pero antes de nada, saber a quién o qué seguir requiere discernimiento y capacidad para al escucharlo todo, retener lo bueno” y “desechar lo malo”. Por eso debes revisar todo aquello que recibes, lo que te llega a tu móvil o a tu ordenador; los lugares que visitas, cada palabra que escuchas y cada tendencia del mundo moderno que te invita a seguir “ese modelo”. En medio de todo esto surge la pregunta: ¿cómo hacer lo correcto?, la respuesta es y será: “siendo obedientes a la Palabra de Dios”, la cual nunca pasa ni pasará de moda, porque es “eterna” como Su creador; es la verdad y es tu revelación para poder superar cualquier influencia negativa. Decide ser obediente a Dios y a Su Palabra. Dios está cerca de ti y quiere ser tu compañero de viaje en tu vida.
“Señor, gracias por mostrarme tu verdad, pongo en tus manos mis oídos, mis ojos y mi mente para recibir con ellos solo lo que Tú me das, Ayúdame a discernir para ver toda influencia que quiera apartarme de ti, ayúdame a caminar firme en obediencia a tu Palabra, lo pido en el nombre de Jesús, amén”.
“Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes” (Juan 15:15-NVI).

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