domingo, 12 de abril de 2020

No es malo llorar

¿Llorar?, ¿sirve de algo llorar?, ¿? Seguramente habrá quienes piensan que llorar no soluciona nada, o que solamente es una muestra de debilidad, pero hay personas que a veces desahogan sentimientos por medio del llanto; y es que a veces acostumbramos a cargar con cosas o sentimientos que intentamos pasar por alto, hasta que nos damos cuenta que están causando daño a nuestra vida. Sí, es bueno ser fuerte, pero es mejor saber desahogarse del dolor y a veces lo hacemos llorando.
Resultado de imagen de No es malo llorarHay un verso en la Biblia, realmente corto pero que hace pensar, que dice: Jesús lloró. (Juan 11:35). Lloraba conmovido por la muerte de alguien que quería; evidentemente fue algo doloroso. Después de esto sucedió el milagro en el que resucitó a Lázaro, pero mas allá de eso, lo trascendente en este caso, fue la manera en que Jesús expresó sus sentimientos,... llorando.
Puede que hoy tus fuerzas y tu paciencia parezcan tocar fondo, tu ánimo decae y tus ganas parecen irse poco a poco, tus ojos se han llenado de lágrimas y sientes que difícilmente saldrás de tu situación, pero eso, lejos de hacerte parecer alguien como de poco carácter, es una muestra de lo necesitado que estás de que Dios toque tu vida aunque solo sea por un momento, y venga con su pañuelo a secar tus lágrimas.
Llorar no te hace más débil, llorar delante de Dios al exponerle tu causa y tus sentimientos, es parte de la sensibilidad de tu corazón y de la gran necesidad que hay en tu vida de que Él actúe. A veces las palabras no son necesarias, y ni siquiera las tenemos presentes, pero tu llanto Dios lo entiende, te escucha sin palabras y está contigo en todos esos momentos que tanta falta te hace sentir Su compañía, como probablemente lo es hoy.
Podemos callar las palabras, esconder los sentimientos y hacernos los fuertes, pero cuando llega el momento en que sentimos que no podemos más, es cuando Dios se acerca a mostrarnos que no es necesario que lo hagamos nosotros, sino que Él puede hacerlo, que si lloramos delante de Él no es en vano. Nadie merece tus lágrimas, solo Aquel que puede hacer algo con ellas, y ese únicamente es Dios.

No es malo sentir ganas de llorar, pero debes saber que Dios puede cambiar esas lágrimas por sonrisas y hacer cosas nuevas. Tal vez nadie sepa los motivos de tu llanto, pero Dios conoce cada uno de ellos, te ha visto llorar y hoy solo quiere acariciar tu rostro y decirte: “Aquí está mi hombro para que llores, pero no olvides que tengo en mis manos la solución”.

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