martes, 10 de marzo de 2020

¿Vale la pena arriesgarlo todo por Dios?

Resultado de imagen de ¿Vale la pena arriesgarlo todo por Dios?Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres o hermanos o mujer o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna”. Lucas 18:29-30
Jesús, en este pasaje, les está diciendo a sus discípulos algo muy importante. Jesús les decía que quien lo abandone todo, ya sea a sus hijos, a su esposa, su casa, sus riquezas y otras cosas más, por causa del reino de los cielos, recibirá más en este tiempo y también en el venidero.
Jesús está aclarando que Dios recompensa a los valientes, y que lo más importante no son las cosas o las personas que podamos tener en este mundo. Lo más importante realmente es la causa de Jesús y el reino de los cielos, y el que sea capaz de desprenderse de cualquier cosa por esta causa, recibirá mucho más que aquello que dejó.

Dios recompensa a los que sufren por Él y lo obedecen

Las palabras de Jesús son muy importantes. Está revelando lo que realmente es importante. Jesús dice que “no hay nadie que haya dejado…”; ¿podemos mencionar a algún personaje de la Biblia que dejara alguna cosa importante atrás porque Dios se lo pidiera?; ¿que aun perdiéndolo todo, todavía seguiría fiel a Dios, o que tuviera que realizar hazañas que nadie más haría, y después de todo eso, Dios se lo recompensara? Sí podemos y nombraremos dos.

Abraham

Tenemos el caso de Abraham, un hombre de Dios, al cual Dios le pidió que abandonara su familia, su tierra natal (la que conocía) y otras cosas más; con el propósito de mandarlo a una tierra extraña que no conocía, y que ni siquiera le dijo la dirección. Solo le dijo que saliera y Abraham así lo hizo. Llegó a esa tierra y ahí prosperó.
Además, fue en otra tierra donde tuvo a su hijo Isaac, la bendición que Dios le prometió. Pero la historia no acaba ahí; entre otras cosas, Abraham también estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac a causa de Dios. Pero al final, Dios no dejó que Abraham lo hiciera y lo bendijo enormemente, en abundancia (Génesis 22:16-18).

El rey David

Otro caso que tenemos en la Biblia es el del rey David y el gigante Goliat. Nadie en todo el campamento del ejército de Israel se atrevía a enfrentarse a Goliat, pues era un paladín poderoso y enorme. Tan solo su presencia ya intimidaba cuando salía a desafiar a los israelitas.
Sin embargo, en medio de todo ese ejército de Israel, hubo un pastorcito que se atrevió a luchar contra el gigante Goliat. Lo derrotó y le cortó la cabeza con la propia espada del gigante. Ese pastorcito era el rey David, cuando era joven, y cierto es que David pasó otras muchas más dificultades, pero al final Dios lo hizo rey de Israel y también hizo que se casara con hermosas mujeres.
¿Entonces, vale la pena dejarlo todo por la causa de Dios?
Hay muchos más casos de personajes en la Biblia que lo dejaron todo por seguir a Dios. Y Dios en esta vida los recompensó, y lo más seguro es que en la siguiente vida también. Está más que claro que Dios cumple sus promesas y lo hace de una forma extraordinaria. Sin embargo, esto no es tan fácil; primero hay que trabajar y arriesgarse por Dios para demostrar que somos dignos de Él (Mateo 10:37-38).
Sea lo que sea en este momento que tengamos, lo que sea, podemos dejarlo para seguir a Dios y cumplir con su causa. Dios es un rey muy generoso que está dispuesto a recompensarnos tanto en esta vida como en la que viene, si lo abandonamos todo por lo que Él nos mande o para donde nos envíe.
Llegados a este punto, podemos comprender ya que la causa de Dios es más importante que nuestros estudios universitarios, que nuestro trabajo, que el próximo coche que vayamos a comprar, que todo el dinero que tengamos en nuestra cuenta bancaria y muchas otras cosas más en este mundo. Esforzarse por su causa y por el reino de los cielos, es lo mejor que podemos hacer estando aquí.

En definitiva

Lo que dice Jesús es muy cierto. Arriesgarlo todo por Dios y seguirlo, es algo que nos traerá una recompensa mucho más grande que cualquiera que podamos imaginar. Por supuesto, si siempre lo colocamos primero a Él y sus santos asuntos. 
Tenemos que hacer como el rey David y ser los primeros en ir a luchar contra el gigante, no los últimos. Para poder demostrarle a Dios que somos dignos de Él.
¿Estarías dispuesto a dejar tu casa, tu coche, tu esposa, tus hijos si Dios te lo pide? Arriesgarlo todo por Dios siempre traerá su recompensa.

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