lunes, 10 de agosto de 2020

Necesidades humanas

Al referirnos a la humanidad estamos hablando de personas, hombres o mujeres, niños o ancianos de todas las clases sociales. Personas que habitan cada rincón del planeta, de cualquier raza, que hablan cualquier idioma y con diferentes niveles educativos. Nos referimos a cada uno de los que habitamos este planeta sin ningún tipo de distinción.
Nuestra necesidad de salvación – Ministerio UMCDCada uno de los seres humanos tenemos necesidades. Algunas son primarias como comer, dormir, respirar, etc. La insatisfacción de cualquiera de estas necesidades dificulta la supervivencia de una persona. También hay necesidades secundarias y terciarias que buscan mejorar la calidad de vida de cada uno. 
Pero existe una necesidad aún más importante que las necesidades primarias. Esta necesidad no es económica, no es de salud, ni mucho menos social. La necesidad principal es la salvación del alma. Mientras esta necesidad no sea cubierta no importará si posee riquezas o no, tampoco si tiene o no educación. Una persona nunca podrá tener paz y felicidad si su alma no ha sido salva.
La necesidad de salvación es mayor y más importante que la misma supervivencia del cuerpo. Pues el cuerpo puede morir, pero el alma es eterna.

La necesidad está en todo lugar

En cualquier lugar del planeta donde haya un ser humano, la necesidad de salvación es manifiesta, pues el hombre posee un alma necesitada de salvación independientemente de sus condiciones de vida. Y cuando el alma del ser humano está contaminada con la maldad y el pecado, ha perdido su salvación.

La maldad está en toda la tierra (Génesis 6:5)

Desde que el pecado entró en la humanidad en el Huerto del Edén, se multiplicó contaminando a todo ser humano. La biblia dice que todo designio de los pensamientos del hombre era únicamente el mal. Y el ser humano ha llegado a habitar o a caminar en cualquier parte de nuestro planeta. Luego en toda la tierra hay necesidad de salvación.

No hay hombre que no peque (1 Reyes 8:46)

No existe en el mundo ningún hombre o mujer que pueda decir que está libre de pecado. No importa lo pequeño o grande que sea, o aunque sea solo de pensamiento; en algún momento de nuestra vida hemos pecado contra Dios y este pecado nos aleja de Él.

No hay hombre salvo (Romanos 3:23)

Por muy duro que suene es la verdad, pues la consecuencia del pecado es la muerte eterna. Dios no acepta a nadie en su reino con la mancha del pecado, con maldad en su corazón. Si todos pecamos, todos estamos destituidos de la gloria de Dios, toda la tierra está destituida de la gloria de Dios.

Ni siquiera uno (Salmo 53:3)

La biblia es clara y no hay duda alguna de que cada uno de los seres humanos hemos pecado y no hay ni siquiera una persona que pueda estar libre, por sus medios, de esta condenación.

No existe trato preferencial

Ningún hombre puede obtener la salvación del alma por sí mismo, y mucho menos poder ofrecerla a otros. Ya sabemos que todos hemos pecado y que la paga del pecado es muerte, y de esto nadie se escapa. No hay nadie que pecando pueda salvar su alma.

Dios no hace acepción de personas (Hechos 10:34)

Dios es un juez justo, y no favorece ni perjudica a nadie, a todos nos juzga por igual. No hay nada que podamos hacer para que Dios nos trate de diferente forma. En la biblia leemos que hubo personas que se atrevieron a ofrecer dinero para obtener ciertos beneficios y recibieron una fuerte reprimenda, ya que las bendiciones de Dios no pueden ser compradas con dinero.

Las diferencias no existen en Cristo (Gálatas 3:28)

Cualquier diferencia que podamos tener entre nosotros; cualquier diferencia con personas de cualquier parte del mundo, en Cristo no existen. Todos somos iguales a los ojos de Dios. Todos estamos perdidos.

Pero... El camino hacia la salvación

Pero no todo está perdido. Hay una forma de traspasar las barreras humanas y alcanzar lo imposible. No por nuestras fuerzas sino como un regalo para la humanidad. Pero este regalo se obtiene activamente. Es necesario hacer algo para obtenerlo.

Dios busca al ser humano (Juan 3:16)

El hombre se apartó de Dios por voluntad propia, voluntariamente elegimos el pecado. Y al elegir el pecado le damos la espalda a Dios. Por consiguiente, la esperanza de salvación no existe.  
Pero aún en esta situación, Dios busca restaurar la relación con el ser humano para rescatarlo de la condenación eterna. Aun sin merecerlo, aun sin buscarlo, Dios busca al ser humano. Y la forma que Dios utilizó para acercarse a la humanidad fue enviar a su hijo a la tierra. Dios nos busca en medio de esta tierra corrompida; en medio de esta tierra llena de pecado Dios decide bajar para acercarse a nosotros.
Hasta en el lugar más recóndito, ahí Dios nos busca. Aun en medio del pecado más grande Dios nos está buscando. 
A Dios no solo le bastó brindarnos la salvación de nuestra alma, sino que también nos da toda bendición material (Filipenses 4:19). ¿Qué es lo que debemos hacer para obtener esta salvación tan grande?; solo recibirla a través del sacrificio de Jesucristo. Creer con todo el corazón, confesar con nuestra boca y vivir para Él. que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo.” (Romanos 10:9)
Ya no queda más condenación por nuestros pecados, hay una salvación y una solución a todas nuestras necesidades materiales, pero principalmente espirituales. Jesucristo es la Solución, su sacrificio fue suficiente para acercarnos a Dios y tener paz y felicidad eterna.

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