domingo, 5 de julio de 2020

Sé que la Fe Viene por el Oír

“Así que la fe viene por el oír, y el oír la palabra de Dios”. Romanos 10:17.
Un día estaba sentado leyendo algunos pasajes de la escritura, y me llamó mucho la atención leer varios pasajes relacionados con la fe. Tal pareciera que varios personajes de la Biblia tuvieron diferentes grados de fe. Yo no sé si la fe se puede medir o no, pero lo que sí aprecié en esa ocasión fueron diferentes tipos y grados de fe en alguna gente de la Biblia, como en el caso del Centurión, quien dijo al Señor que no era necesario que fuera a la casa a sanar su siervo, sino que solo dijera la palabra y ese criado sanaría. Ante esta expresión de firmeza del centurión, el Señor dijo: De cierto os digo, que ni aún en Israel he hallado alguien con tan grande fe. Mateo 8:10
LA FE VIENE POR OIR LA PALABRA DE DIOS! #EvangelizandoALasNaciones ...En otra ocasión, una mujer extranjera persiguió a Jesús buscando en Él paz y tranquilidad en medio de su problema. Jesús siguió caminando como si no la hubiese escuchado y luego le dijo en forma cortante, que Él no había sido enviado sino a las ovejas perdidas del pueblo de Israel, y no sería justo darle la comida a los perros, (refiriéndose a los gentiles o no judíos). A esta mujer no la detuvo el contenido de esas palabras y expresó con fuerza:  Si Señor, pero aún los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de su Señor. A esta respuesta el Señor dijo:  Oh, mujer, cuán grande es tu fe. Mateo 15:21-28
Estas historias nos hacen reflexionar acerca de nuestra fe. Porque muchísimas veces nos encontramos desilusionados por el silencio de Dios. Cuando nuestras oraciones no son contestadas, rendidos, preguntamos con desesperación, ¿por qué, Señor, por qué? ¿Qué puedo hacer yo para que mi fe no falte y se afiance más y más en ti, Señor? Pues la Biblia dice que la Fe viene por el oír y el oír de la palabra de Dios. Eso quiere decir que necesito buscar más y más en la Palabra de Dios, la palabra específica que me sostiene en medio de los silencios de Dios.
Oh, Señor, en este nuevo día yo quiero poner mi vida en tus manos y mi corazón afianzado en tu palabra. Hoy quieres darme un nuevo bautismo de fe y yo quiero sumergirme en ese bautismo. Sé que lo que alimenta mi fe en ti, en tu palabra, porque en la palabra Tú me hablas y me revelas tu corazón. Hoy quiero tener el tiempo suficiente para recibir de ti el toque de tus palabras. Tus palabras que dan vida y fuerza a mi debilitado corazón. Amén.


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