domingo, 24 de mayo de 2020

Bailemos como Si Nadie Nos Observara

Nos convencemos a nosotros mismos de que la vida será mejor cuando nos casemos, tengamos un bebé y luego, otro. Más tarde nos frustramos cuando los chicos no son lo suficientemente mayores y que estaríamos más contentos cuando lo sean.
Después nos frustramos con que nos toca tratar con adolescentes, y estamos seguros de que seremos felices cuando salgan de esa etapa.
Nos decimos a nosotros mismos que la vida estará completa cuando nuestro cónyuge tenga todo en orden, cuando tengamos un mejor automóvil, cuando tengamos la oportunidad de tener unas buenas vacaciones, cuando nos jubilemos...
Cucumpa Instagram posts - Gramho.comPero la verdad es que no hay mejor tiempo para ser felices que hoy… ¿si no es ahora, cuándo? Nuestra vida siempre estará llena de desafíos. Es mejor que admitamos esto y decidamos ser felices de cualquier forma.
Alfred Souza dijo: “Durante mucho tiempo me pareció que la vida estaba a punto de comenzar… la verdadera vida. Pero siempre había un obstáculo en el camino, algo que tenía que resolverse primero, algún negocio no terminado, tiempo para ser invertido, una deuda que debía ser pagada… después comenzaría la vida de verdad. Pero al final me di cuenta de que esos obstáculos eran mi vida”. Esta perspectiva me ayudó a ver que no hay un camino a la felicidad.
La felicidad es el camino mismo, así que atesoremos cada momento que tengamos.
Y atesorémoslo más cuando lo compartimos con alguien especial, lo suficientemente especial como para gastar nuestro tiempo… y recordemos que el tiempo no espera a nadie.
Así que dejemos de esperar hasta que terminemos el colegio, hasta que perdamos diez kilos, hasta que tengamos hijos, hasta que nuestros hijos dejen la casa, hasta que empecemos a trabajar, etcétera, etc., etc., para decidir que no hay mejor tiempo que ahora mismo para ser felices.
La felicidad es un camino y no el destino. Así que trabajemos como si no necesitásemos dinero, amemos como si nunca hubiésemos sido lastimados y bailemos como si nadie nos observara.
Esta reflexión nos anima a considerar no solo lo corto de la vida a este lado del cielo, sino también la capacidad que todos tenemos de decidir disfrutarla al máximo. Y para hacerlo, necesitaremos enfocarnos todos los días en ella y sacarle provecho a cada instante de nuestra vida.
Posponer la búsqueda de la felicidad en función de algún evento o logro en particular, habrá de resultar en más frustración que otra cosa. ¡Vamos!, pongámosle ganas y lancémonos a disfrutar la vida a más no poder, recordando que nunca podremos sacarle el máximo provecho, al margen de tener una relación con nuestro Salvador, el Señor Jesucristo, que nos permita una perspectiva no solo más amplia sino abarcadora de la vida.

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