39 Salió y se fue, como solía, al Monte de los Olivos; y sus discípulos lo siguieron. 40 Cuando llegó a aquel lugar, les dijo:
—Orad para que no entréis en tentación.
41 Se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra, y puesto de rodillas oró, 42 diciendo: «Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.»
43 Entonces se le apareció un ángel del cielo para fortalecerlo. 44 Lleno de angustia oraba más intensamente, y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.
45 Cuando se levantó de la oración y fue a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza; 46 y les dijo:
—¿Por qué dormís? Levantaos y orad para que no entréis en tentación. LUCAS 22:39-46
El mundo está viviendo tiempos de angustia; eso lo estamos viviendo cada uno de nosotros a nivel personal y familiar, y lo vemos también por medio de las noticias, a nivel mundial. Hay angustia a causa de esta pandemia que cada día vemos que avanza más y más, aparentemente de forma imparable. Ya hay personas que expresan su angustia y dicen que “si no me mata el virus, me va a matar la angustia…”, y la pregunta que surge en el corazón de cada uno de nosotros es ¿Cómo podemos superar estos tiempos de angustia?
La respuesta siempre está en la palabra de Dios, en la Biblia. En el texto anterior, se nos narra uno de los momentos más angustiosos de la vida de los discípulos y sobre todo de nuestro Señor Jesús, el momento en el que comenzaba el proceso de sufrimiento y dolor que terminó en la cruz del calvario. De este texto podemos tomar algunas lecciones muy importantes para nuestra vida, sobre cómo poder enfrentar y superar, con la ayuda del Señor, este tiempo de angustia que estamos viviendo.
Analicemos el texto y tomemos lecciones para nuestra vida:
I) PRIMERA LECCIÓN: LOS TIEMPOS DE ANGUSTIA TAMBIÉN SON TIEMPOS DE TENTACIÓN PARA NUESTRA VIDA (Verso 39).
No nos equivoquemos, satanás no está en cuarentena, él no se queda en casa. Satanás, aun en este tiempo de angustia, anda como león rugiente buscando a quien devorar. En estos tiempos de angustia tenemos que orar más y fortalecer nuestra comunión con Dios, pues una de las estrategias del enemigo es llenar nuestro corazón de temor, de tristeza y de desánimo (versos 45-46). En tiempos de angustia satanás nos ataca con pensamientos y cuestionamientos contra Dios como, ¿Por qué Dios no para ya esto? Si Dios nos oye ¿Por qué en lugar de cesar, la pandemia sigue avanzando más y más? ¿Por qué Dios permite que le esté pasando esto a mi familia? Nosotros debemos orar y confiar, pues nuestro Dios sabe lo que está haciendo, confiar en que Dios tiene un buen propósito en todo lo que está ocurriendo, que Dios está con nosotros.
II) SEGUNDA LECCIÓN: CUANDO RECONOCEMOS LA SOBERANÍA DE DIOS Y ACEPTAMOS SU VOLUNTAD, SOMOS FORTALECIDOS (Versos 41-42).
No podemos negar que en este tiempo de angustia, en este tiempo de pandemia y cuarentena, los corazones de muchas personas se están llenando de amargura, de enojo y de frustración, y nosotros como cristianos no podemos permitir eso en nuestra vida. Muchos se frustran y se llenan de amargura porque las cosas que están pasando no las pueden controlar; y quizás esto ha cambiado sus planes, sus negocios, su forma de vida, y lo último es que no quieren humillarse ante Dios y reconocer su soberanía sobre nuestra vida.
Pero nuestro Señor Jesucristo, como hijo de Dios, nos da una lección de humildad, de fe y de obediencia. Él sabía que su Padre Celestial tenía todo el poder para cambiar su situación, pero también sabía que había un plan, que Dios estaba cumpliendo su propósito y su voluntad, y por eso dijo: No se haga mi voluntad sino la tuya (verso 42).
Nosotros como cristianos sabemos que nuestro Dios tiene el poder para parar esta pandemia, que Él tiene el poder para quitar este virus hoy mismo, pero también sabemos que Él tiene la última palabra, que está cumpliendo sus propósitos en el mundo y por eso podemos decir con fe: Hágase tu voluntad.
Cuando reconocemos la soberanía de Dios, cuando rendimos nuestra voluntad a la del Señor, cuando sometemos nuestros planes y proyectos a su voluntad, somos fortalecidos y consolados por nuestro Dios, así como fue fortalecido nuestro Señor Jesús.
III) TERCERA LECCIÓN: EL SEÑOR CONOCE NUESTRAS AFLICCIONES. ÉL SABE CÓMO NOS SENTIMOS EN ESTE MOMENTO (Verso 44).
El texto nos dice: “Y estando en agonía..”, ¿Quién estaba en agonía? ¡Nuestro Señor Jesús! Esto nos permite comprender que nuestro Señor Jesucristo sabe perfectamente lo que es sentir angustia, lo que es estar agónico por una prueba o por una enfermedad, sabe lo que es tener el corazón angustiado. Él nos consuela porque nos comprende, sabe cómo nos sentimos, Él ya vivió eso, ya lo experimentó. Por eso en este tiempo de angustia podemos acercarnos confiadamente ante nuestro Señor. Él puede compadecerse de nosotros pues nos entiende (Hebreos 4:14-16). ACERQUÉMONOS HOY CONFIADAMENTE, ÉL NO ESTÁ LEJOS, ÉL ESTÁ CON NOSOTROS Y CON SU PODER SALDREMOS VICTORIOSOS.
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