viernes, 13 de marzo de 2020

Jesús es nuestro abogado delante de Dios

“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. Y en esto sabemos que nosotros lo conocemos, si guardamos sus mandamientos”. 1 Juan 2:1-3
En primera de Juan encontramos el ministerio de Cristo como Abogado. Este pasaje trata sobre cómo los hijos de Dios deben tener una buena relación entre ellos mismos. Y confiesa que Cristo se sacrificó por todos.
Nosotros podemos tener una relación de fructífera comunión con el Padre por medio de Cristo. Esta comunión la podemos disfrutar viviendo en la luz, es decir, en la presencia de Dios. Ahora bien, con la confesión de nuestros pecados para que Dios nos sane.

Jesucristo como nuestro abogado, y lo que quiere Dios de nosotros

Resultado de imagen de Jesús es nuestro abogado delante de Dios"
Aunque andamos o estamos viviendo bajo la luz de Dios, la sangre de Cristo continúa limpiando nuestros pecados. Esto es así porque en nuestras vidas todavía existe imperfección, y lo que tenemos que hacer es ir hacia Él, para confesar nuestros errores y que nos limpie de todo mal.
Jesús, entonces, se ha convertido en nuestro abogado; antes estábamos condenados al infierno. Pero Dios nos rescató de esa condenación simplemente por tener fe en Cristo, y nos introdujo en su familia. Ahora somos coherederos con Jesucristo, quien nos da vida y vida en abundancia, el que nos justifica delante de Dios y nos defiende, el que nos trae a la luz y que en Él no hay oscuridad (1 Juan 1:5).
El pasaje se refiere a nosotros como “Hijitos míos” y nos hace una advertencia sobre el pecado. A lo que se refiere el apóstol cuando escribe todo esto, es que Dios no quiere que sus hijos pequen. A pesar de nuestra imperfección, tenemos que hacer todo lo posible para no pecar.
Este versículo no nos manda que no pequemos nunca más. Sin embargo, el apóstol Juan estaba escribiendo así para exhortarnos a no cometer pecados. Con el fin de que podamos tener una vida recta conforme a la voluntad de Dios, lo que Dios quiere es que caminemos en esta vida conforme a su palabra (1 Juan 5:18).

¿Por qué Dios nos entregó a un abogado?

Esta es una epístola familiar, en el sentido de que está muy enfatizada la relación de Dios con sus hijos y lo importante que son sus hijos para Él. No solo formamos un cuerpo, sino una familia, es decir, somos parte de la familia de Dios y nuestra relación con Él es muy importante.
La frase anterior “hijitos míos” proviene del griego “Teknia” y debería traducirse como “ mis niños pequeños”, aunque también puede ser “mis pequeños recién nacidos”. Eso demuestra cómo nos ve Dios a nosotros, así como un padre amoroso ve a sus hijos o a su hijo recién nacido.
Por cosas como estas Dios nos entregó a un salvador, un señor y un abogado llamado Jesucristo. Uno de los más grandes deseos de Dios es que no pequemos, pero debido a nuestra imperfección, Dios tuvo que entregarnos un abogado para que nos defendiera. Sin embargo, nuestra imperfección no es excusa para pecar, más bien Dios nos exhorta a no hacerlo, ni siquiera al estar enojados (Efesios 4:26).

¿He hecho realmente algo malo?

Nosotros podríamos decir: “la verdad, creo que no he hecho algo tan malo como para irme al infierno o necesitar de un abogado”. Pero la verdad es que hasta no hacer el bien, sabiendo hacerlo, es pecado (Santiago 4:17). Entonces no solo es no hacer el mal, sino siempre hacer lo que es bueno, y lo que es bueno conforme a la Biblia, no a lo que creemos que es bueno o malo.
Sin embargo, a pesar de que hagamos lo que es bueno y agradable a Dios, no vamos a dejar de pecar, porque sigue vigente el mismo problema mencionado anteriormente “somos imperfectos”. Debemos estar alerta y no dejarnos llevar por nuestra propia inteligencia, ya que la Biblia aclara que no hay ninguna persona buena en el mundo y que no peque (Romanos 5:12).

Conclusión

Antes estábamos condenados a una cárcel espiritual que llamamos “infierno”. Pero Dios envió a Cristo a sacrificarse por nosotros, y gracias a Él somos justificados delante del Padre. Y no solo eso, sino que es nuestro abogado delante de Dios.
Todo esto lo hizo Dios para adoptarnos, por medio del gran amor que tiene para con nosotros. ¿Estás dispuesto a aceptar a Jesucristo como tu abogado delante de Dios para que te defienda? ¿Qué mejor abogado que Cristo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario