sábado, 4 de enero de 2020

Los beneficios y planes de Dios

“En un momento dado decido arrancar, derribar y destruir una nación o un reino. Pero si esa nación se aparta del mal, entonces ya no le envío el castigo que le tenía preparado. En otra ocasión decido construir y hacer crecer una nación o reino. Pero si esa nación hace lo malo y desatiende mis advertencias, entonces ya no le envío los beneficios que le tenía preparados”.
Jeremías 18:7-10 BIBLIA DHH
En la parábola del alfarero, el profeta Jeremías nos da una ilustración de manera objetiva de cómo Dios puede obrar en nuestras vidas. Él tiene el poder absoluto sobre las mismas, nada se mueve si no es por la voluntad de Dios. Nosotros formamos parte de la familia de Dios e incluso aquellos que no lo son, están bajo el cuidado de Él. Recordemos que la luz del día es para todos; la Biblia dice para justos e injustos. Dios no tiene preferencia alguna, Él ama a toda la humanidad sin importar si eres pecador o no, ya que Él no aborrece al pecador, no, lo que aborrece es el pecado. Si tú vienes a Cristo Jesús, confiesas tus pecados y abres tu corazón, ten la certeza de que te escuchará; no mirará el tamaño ni el color, lo que nuestro Señor mirará o donde posará su mirada será en lo profundo de tu corazón.
Amado(a), nuestro Dios no nos trajo a este mundo para sufrir o padecer, y si pasamos por este momento de tribulación es a causa de nuestro mal proceder. En efecto, ésa es la raíz o el principio de la tremenda cascada de calamidades por la que estás pasando en este momento, pero si lees cuidadosamente los versículos de la Biblia mencionados al principio, en ellos tienes la respuesta de todo, así como la gran promesa divina. Pero ten en cuenta lo siguiente: la vida está llena de circunstancias, ya sean buenas o malas, y cada una de ellas nos sirve para que aprendamos y crezcamos; de los errores para recapitular y enmendar, de los aciertos para motivarnos y seguir por ese camino, y ése es el camino que Dios ha trazado para nuestras vidas, el del éxito o victoria.

La sagrada palabra de Dios no te llama cualquier cosa, porque para nuestro Señor no eres eso; para Él eres la joya más preciada y te llama la niña de sus ojos. Imagínate, imagina nada más lo que tú significas para Él. Por lo tanto, ponte la armadura de Dios (Efesios 6.10-17) pues es el momento de levantarse y pelear tu batalla, porque Dios te ha llamado a sus filas para que te integres como un guerrero; no como un simple guerrero, sino como un guerrero victorioso, un creyente de FE, convencido de que las batallas están ahí todos los días. ¿Que estás expuesto a la derrota? Por supuesto que lo estás, pero tu espíritu, que debe ser uno con el Espíritu de Dios, te sacará adelante hasta alcanzar la otra orilla de un mar de tempestades, donde se encuentran las aguas de la tranquilidad.
Amigos, hermanos, los planes que Dios tiene para nosotros son perfectos, como todo lo que Él hace, pero en nuestro caminar fuimos tirando todo lo bueno que Dios nos otorgó, de manera deliberada o no. Eso no nos debe preocupar ni quitar el sueño, lo que pasó ya pasó, lo que cuenta es lo que a partir de hoy estemos dispuestos a hacer. Dios nos quiere formar y hacer crecer como una nación o un pueblo poderoso, libre, próspero, lleno de paz y felicidad; que nuestro ánimo sea levantado, que seamos como Josué, esforzados y valientes. Los días de tormenta en nuestra vida hoy llegaron a su fin, los nubarrones y las tinieblas hoy son disipados por el poder de Dios. 
Corre las cortinas de tu habitación (Isaías 54.2) y deja entrar la luz resplandeciente de la Esperanza, la Fe y el Amor; no tienes que hacer absolutamente nada, porque todo lo hace el Rey Supremo a través de su Santo Espíritu; solamente abandónate en las manos de tu Creador y Él se encargará de llevarte a “lugares de delicados pastos y ahí te hará descasar”. Salmo 23.
Las bendiciones o regalos que Dios tiene preparados para ti son inmensos y te los quiere entregar hoy. Solo quiere que estés dispuesto a recibirlos, pero, (aquí aparece el pero) no esperes a que Él te los traiga, TÚ TIENES QUE IR POR ELLOS, recuerda que las bendiciones se arrebatan y las arrebatan los VALIENTES COMO TÚ.

Ánimo hermano, que las cosas viejas hoy son hechas nuevas; pon tu mirada en Cristo Jesús y no la apartes de Él para que no pierdas de vista la meta que te has propuesto alcanzar, levanta la cabeza, sacúdete el polvo que tu caída provocó y camina seguro hacia tu victoria, que el Espíritu de Dios está sobre TI.

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