jueves, 3 de octubre de 2019

Los muros de nuestra casa

Los muros siempre han sido algo muy importante para la protección de las familias. En tiempos Bíblicos las ciudades siempre eran construidas con muros alrededor para la protección y defensa de las familias que habitaban la ciudad, para defenderlos de los enemigos.
Cuando una ciudad era atacada, los enemigos que trataban de conquistar la ciudad hacían una grieta en el muro, un lugar por donde poder penetrar a la ciudad para conquistarla. Y una vez que las ciudades eran destruidas por los conquistadores, cuando Dios permitía que las ciudades fueran reedificadas, lo primero que levantaban eran los muros caídos (2 Crónicas 32:5).

TRASLADEMOS ESTOS TEXTOS A NUESTRA VIDA FAMILIAR.

Nuestras familias siempre están bajo el ataque del enemigo, y por eso es muy importante levantar alrededor de nuestra familia, muros de protección para no permitir que el enemigo entre a destruir nuestro matrimonio o a nuestros hijos.
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Pero cuando ya hay una brecha o cuando los muros están derribados, no podemos actuar con indiferencia, tenemos que reedificarlos para no permitir que el enemigo continúe destruyendo nuestra familia.
Pero definamos primeramente: ¿Qué muros tenemos que edificar o reedificar en nuestra familia?

I. PRIMERAMENTE TENEMOS QUE EDIFICAR MUROS DE PROTECCIÓN

Los muros de protección sirven para evitar que los enemigos externos o la presión externa afecten a nuestra familia. Algunos de los muros de protección que necesitamos edificar alrededor de nuestra familia son:
a) LA ORACIÓN (Job 1:1-10)
Podemos ver cómo el clamor de un padre de familia (Job) por sus hijos, hacía que el Señor tuviera un cuidado especial sobre la familia de Job; ni Satanás podía acercarse a tocarlos si Dios no se lo permitía.
Esto nos demuestra la importancia de la oración por nuestra familia; no podemos descuidarnos de clamar por nuestros hijos, por nuestro matrimonio y por todas las bendiciones que Dios nos ha dado.
b) LA DISCIPLINA Y AMONESTACIÓN (Efesios 6:4)
La disciplina está en las reglas de la unidad comunitaria, lo que está permitido y lo que no está permitido; y la amonestación es la corrección cuando esas reglas no se cumplen. Cuando en casa hay disciplina y amonestación, los hijos tienen la capacidad de decidir correctamente, y aunque el enemigo quiera penetrar, nuestros hijos sabrán comprender lo que les conviene y lo que no para su vida.
c) EL TEMOR A DIOS (Proverbios 14:26)
El temor a Dios es un muro de protección maravilloso porque no solamente protege la vida de nuestros hijos mientras viven en nuestra casa, sino que también es un muro de protección para su vida cuando formen su propio hogar. Por eso en el temor de Dios está la fuerte confianza de un padre de que sus hijos, aunque ya no estén en el hogar, se apartarán del camino del mal.
d) EL CUIDADO Y DEDICACIÓN EN LA RELACIÓN DE PAREJA 
Fuera de los muros de nuestra familia puede haber tentaciones muy atractivas, pero cuando alguien se siente cuidado, valorado, y satisfecho en sus necesidades afectivas y físicas, no necesita buscar fuera de casa, pues dentro de los muros de su casa tiene todo lo que necesita, dentro de su hogar está su satisfacción.

II) TAMBIÉN TENEMOS QUE EDIFICAR LOS MUROS DE CONTENCIÓN

Los muros de contención sirven para soportar la presión ejercida desde dentro de nuestra propia familia. Algunos de los muros de contención que necesitamos edificar en nuestra familia son:
e) LA FIRMEZA DE CARÁCTER (Tito 3:8)
Muchos adolescentes y jóvenes ejercen presión sobre sus padres para tratar de vivir como sus amigos (que no son cristianos), para ir a los lugares donde todos van, para hacer lo que todos los demás hacen; pero esa presión demanda un padre o una madre que se mantenga firme en sus decisiones (Mateo 5:37).
f) EL CASTIGO (Proverbios 19:18)
Nuestros hijos tienen que tener la seguridad de que sobrepasar los límites establecidos en casa traerá como consecuencia un castigo; si no hay una consecuencia a la desobediencia y a la rebeldía, no estamos abriendo una grieta sino una puerta para que nuestra familia se pierda.
g) LA COMUNICACIÓN DIRECTA Y SINCERA (Proverbios 25:11)
En el ámbito matrimonial es muy necesario tener charlas directas y sinceras, para expresar aquellas cosas que hemos observado en nuestra pareja que pueden llegar a afectar a nuestro matrimonio si no se corrigen.

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