jueves, 22 de agosto de 2019

Jesús, Dueño de todo el poder

Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin —dice el Señor Dios—. Yo soy el que es, que siempre era y que aún está por venir, el Todopoderoso.  
Apocalipsis 1:8 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Jesús es DIOS mismo, el Creador de todo. Por lo que todo está bajo Su autoridad. No obstante, la cultura en la que vivimos ha demeritado Su poder, al intentar hacer común el uso de Su nombre o al compararle con estatuas. Aunado a la falta de enseñanza de la verdad, que es que todo aquel que invoque el nombre del Señor Jesús será salvo (Romanos 10:13), solamente por medio de la fe personal (Efesios 2:10) y no por realizar buenas obras o sacrificios.
cruz1234Jesús es incomparable, Él es SEÑOR sobre todo, sobre la muerte, sobre cualquier pecado, sobre el diablo, enfermedades, dificultades, deudas o cualquier atadura; y está dispuesto a liberar de cualquier cosa a todo aquel que crea en Él; sin importar su pasado, nacionalidad, sexo o religión. Aun no habiéndolo buscado nunca de manera sincera, Él responde al clamor de cualquiera que lo busque para salvación. Solo hay que creerle.
Sin importar los muchos pecados que se hayan cometido y la gravedad de ellos, una vez que esa persona confiesa sus pecados a Jesús y no a otra persona, el Salvador lo dejará limpio y blanco como la nieve.
“Vengan, pongamos las cosas en claro — dice el Señor —. ¿Son sus pecados como escarlata? ¡Quedarán blancos como la nieve! ¿Son rojos como la púrpura? ¡Quedarán como la lana!” Isaías 1:18 (Nueva Versión Internacional)
De igual manera, Jesús tiene la disposición y el poder para liberar a cualquiera de sus cadenas, sin importar cuáles sean estas. Él devoró a la muerte, humilló al diablo en la Cruz, y todo ello tiembla ante el poder de Su sangre.

“DIOS, creo que Jesús es tu Hijo, y que al igual que Tú, tiene todo el poder. Creo que pagó por mis pecados y que resucitó de los muertos para darme vida eterna. Señor Jesús, hazme libre de mis cadenas, quita de mí las cargas que me oprimen y lávame con tu sangre preciosa. Recibo lo que necesito por mi fe en ti. Humilla a lo que me ha oprimido. Por favor, envía a tu Espíritu Santo a mí para que me ayude a hacer tu perfecta voluntad. Oro esto en el nombre de Jesús, amén.”

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