sábado, 16 de marzo de 2019

Madrugaré…

madrugare
No dejemos que esta palabra se quede solamente en este mensaje, pongámosla en práctica.
Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia. Isaías 26:9
¡Qué maravillosa palabra!, así anhela Dios que seamos, que nuestra alma desee Su presencia, que en la noche cuando Él nos levanta para estar en Intimidad lo hagamos. Porque la biblia no nos dice una hora especifica en la que hay que orar, pero sí nos da ejemplos de hombres que oraban en todo tiempo, de día, de noche, de madrugada.
Qué lindo sería encontrarnos con nuestro Amado, dejando la religiosidad y solo dejándonos guiar por Su Espíritu, haciendo vigilias, solo para Él y en la quietud de la madrugada, sin interrupciones, ni ruido, ni estrés, ni ocupaciones. Tengamos voluntad para levantarnos y hablar con Él en lo secreto.
Dios, Dios mío eres tú;
de madrugada te buscaré;
mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela,
en tierra seca y árida donde no hay aguas,
Para ver tu poder y tu gloria,
así como te he mirado en el santuario.
Porque mejor es tu misericordia que la vida;
mis labios te alabarán.
Así te bendeciré en mi vida;
en tu nombre alzaré mis manos.
Como de médula y de grosura será saciada mi alma,
y con labios de júbilo te alabará mi boca,
Cuando me acuerde de ti en mi lecho,
cuando medite en ti en las vigilias de la noche.
Porque has sido mi socorro,
y así en la sombra de tus alas me regocijaré.
Está mi alma apegada a ti;
tu diestra me ha sostenido.
Salmo 63:1-8

¡Regocíjate! Que tu cuerpo anhele buscarle de madrugada para ver su gloria y su poder.

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