domingo, 8 de diciembre de 2019

Mi relación con el mundo actual

Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe”. 1 Juan 5;4
Una de las mayores pruebas que afronta una persona que entregó su vida a Cristo como su Señor y Salvador, es la de su relación con el mundo.
Existen dos clases de mundo que encontramos en la Biblia y en la actualidad: el primero es el mundo que conocemos con sus montañas, ríos, animales y árboles, y el otro mundo es el sistema en el que vivimos, político, económico y social, que es gobernado por satanás y fundado en la codicia, el orgullo y la avaricia.
Resultado de imagen de Mi relación con el mundo actualMas Dios, en su misericordia, nos ha dejado una guía que ha trascendido generación tras generación, para que podamos saber cómo enfrentar al mundo; y ésta ha sido la Palabra de Dios, la Biblia.
Antes de conocer a Cristo y de ser salvos seguíamos los caminos de este mundo y los deseos del maligno. Pero desde el momento en que aceptamos a Cristo en nuestro corazón, las cosas viejas pasaron (2 Corintios 5:17). Dios nos dice en su Palabra que fuimos sacados de este mundo y que ya no pertenecemos a él (Colosenses 1:13), (Juan 15:19). Dejamos de seguir la corriente de este mundo (Efesios 2:2,12,13).
Si queremos ser un verdadero instrumento que Jesucristo pueda usar para su gloria, debemos escuchar y obedecer lo que la Palabra de Dios dice acerca de nuestra relación con este mundo.
Cuando una persona entrega su vida a Cristo y experimenta una verdadera y genuina transformación, es importante dejar muchas cosas atrás, hábitos y placeres. La principal razón la encontramos en 1 Juan 5:19. El mundo tiene intencionadamente, como su centro de acción, la violencia, el sexo y el crimen.
Los creyentes debemos saber qué límite debemos establecer en nuestra vida diaria respecto a nuestro trato con el mundo. Una vez que has aceptado a Cristo y buscas servirlo, hay preguntas a las que te enfrentas día a día como las siguientes: ¿seguiré bailando?, ¿puedo ir al cine?, ¿puedo fumar?, ¿puedo beber socialmente? y la respuesta a estas preguntas la encontramos en: 1 Corintios 3:16.
Pero hay otras preguntas que nos pueden ayudar antes de que tengamos que tomar la decisión de si debemos hacer o no hacer alguna cosa:
  • ¿Glorificará a Dios?  1 Corintios 10:31-33
  • ¿Lo haría Jesús?   Proverbios 6:27-28
  • ¿Será agradable a Cristo?   Colosenses 3:17
  • ¿Me ayudará en mi vida cristiana?   Colosenses 3:23-24
  • ¿Fortalecerá mi testimonio ante los demás?   1 Tesalonicenses 5:22
  • ¿Ayudará a las personas a acercarse más a Cristo?   Mateo 18:7
Ahora bien, esto no nos debe dar la impresión errónea de que la vida cristiana es aburrida y sin relaciones humanas. Cuando la Biblia nos dice que debemos apartarnos, no debe entenderse como apartarnos del mundo, sino apartarnos para Dios. Hemos sido apartados del mundo para Dios.
Cuando tomamos la decisión de permitir a Jesucristo morar en nuestro corazón (Apocalipsis 3:20), nuestros pecados son lavados con su sangre que derramó en la cruz (Isaías 1:18), eliminamos muchas cosas y hábitos de nuestra vida, y es cuando Dios nos da algo mucho mejor, eterno, que es a su Hijo unigénito Jesucristo (Juan 3:16).
Cuanto más estamos con Cristo, menos nos sentiremos atraídos por las cosas vacías y mundanas que nos ofrece este mundo. Es algo tan sobrenatural, que viviendo para Cristo somos librados de las garras de satanás (Juan 17:15-22) (Marcos 8:35).
No se trata de vivir alejados de las personas, sino de vivir como hijos de Dios en un mundo de pecado y maldad, siendo cartas abiertas que dan testimonio del único camino verdadero que puede librarnos (1 Pedro 2:9) (Filipenses 2:15).
Si hay alguna cosa o actividad que no lo puedas hacer en el nombre de Cristo o para la gloria de Dios, y haría que seas de tropiezo para las personas que aún no conocen de Cristo, aléjate y no destruyas tu testimonio personal (Mateo 5:13).

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