viernes, 20 de diciembre de 2019

La Obediencia del Cristiano

Santiago 1:22 Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos.
En el libro de Génesis 2:16-17 leemos que Dios mandó (obedecer) a Adán no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal. Más adelante leemos que Adán y Eva desobedecen a Dios (Génesis 3:1-13), e inmediatamente las consecuencias de su desobediencia y pecado las vivimos hoy en día.
Resultado de imagen de La Obediencia del CristianoLa obediencia espiritual viene cuando el creyente se arrepiente de sus pecados y se convierte a Cristo (Gálatas 2:20). A partir de ese momento en la persona ya no reina su corazón sino Jesucristo; por lo tanto, el creyente comienza a vivir por fe, haciendo la voluntad de Dios de acuerdo con las Escrituras.
La fe y la obediencia, ahora son la plataforma del creyente para cumplir la voluntad de Dios y la gran comisión (Mateo 28:19-20), (Marcos 16:15). Esta es la obediencia de todo creyente en Cristo.  Así como Adán y Eva debieron obedecer no comiendo del árbol de la ciencia del bien y del mal, nosotros los creyentes tenemos un compromiso con el Señor, al cual es necesario obedecer (Deuteronomio 28:1).
Esta debe ser la enseñanza de todo creyente a los nuevos cristianos; sin obediencia se tendría que cuestionar la fe de una persona, si es nacida de nuevo realmente. La Palabra de Dios es muy clara sobre la desobediencia (Deuteronomio 28:15). Dios fue muy claro con Adán y Eva, y nosotros los creyentes, también sufriremos consecuencias si no tomamos en serio lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz.
Cuando un creyente tiene un genuino arrepentimiento, la persona deja atrás todo su pecado y su antigua manera de vivir, permitiendo que Jesús transforme su vida para obedecer haciendo Su voluntad, ya que existe un verdadero agradecimiento con Jesús por morir en nuestro lugar en la cruz, a causa de nuestros pecados. Cuando obedecemos a Dios, vivimos con fe (1 Juan 2:3-4); y la fe la demostramos mediante la obediencia a la Palabra de Dios con gozo y alegría (Proverbios 3:1).
La explicación que da Jesús en la parábola del Sembrador es muy cierta y clara para el creyente, ¿qué tipo de semilla somos? (Mateo 13:18-23) La semilla que cae en buena tierra y da fruto es el creyente que tiene fe en Jesús; hace un compromiso y obedece a Dios.
Dios prueba nuestra fe a través de la obediencia, que como creyentes se refleja en nuestra relación diaria con Dios, con nuestro testimonio y al compartir las buenas nuevas a las demás personas para que conozcan de Jesucristo (Romanos 16:19), haciéndolo de corazón para el Señor (Colosenses 3:23).
Obedecer la Palabra de Dios no es ir a la iglesia solo los domingos, abrir la Biblia una vez a la semana y orar de vez en cuando en momentos de problemas (Mateo 7: 19-23). La vida cristiana no es un solo día, es todos los días. Una relación se construye todos los días para que sea verdadera y duradera.
¿Estamos comprometidos con Dios o nos estamos engañando?  (Santiago 1:22). Recordemos que el testimonio personal se destruye cuando dejamos entrar a nuestra vida lo que no edifica y olvidamos pulir la joya de gran valor, el testimonio de lo que Él hizo en nuestra vida cuando nos transformó.
Seamos firmes y fieles a la visión celestial, persistentes en la oración, hacedores de la Palabra de Dios y testigos de la resurrección de Cristo. La obediencia de un cristiano comienza en la salvación por medio de la fe (Efesios 2:8). Aplique lo que aprende a través de las Escrituras, ponga pies a la voluntad de Dios y conviértase en un discípulo genuino de Cristo dando testimonio de un nuevo nacimiento.
¿Eres obediente a Dios?

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