jueves, 14 de noviembre de 2019

¿Es malo querer morir?

Muchos de quienes sufren enfermedades terminales, condiciones dolorosas, tristeza intensa o dolor emocional se han preguntado si pueden pedir a Dios que les quite sus vidas. ¿Es esto una forma de suicidio?, ¿Dios nos llevará al cielo si le pedimos que muramos? También surge la pregunta si dicha oración es pecaminosa.

Bien, querer escapar del sufrimiento, ya sea emocional o físico, es una condición muy humana. Incluso el Señor Jesucristo oró, “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.” (Mateo 26:39). Era la humanidad de Jesús la que hablaba. Jesús sabía perfectamente lo que tenía
 delante de Él en la Cruz, pero, ante todo, Él se sometió a Dios. En todas las cosas, Jesús se sometió a la voluntad del Padre (Juan 5:30). En el Jardín de Getsemaní, Jesús verificó que hay ocasiones en las que es necesario sufrir, y Él sufrió voluntariamente porque era la voluntad del Padre.
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Por lo que, como creyentes, siempre debemos orar así, “Que se haga Tu voluntad.” Ninguno de nosotros va a morir antes de nuestro tiempo marcado. David verificó la verdad de que todos nuestros días están planeados por Dios y nada ni nadie los acortará fuera de la voluntad de Dios: "en tu libro se escribieron todos los días que me fueron dados, cuando no existía ni uno solo de ellos." (Salmo 139:16, LBLA). En lugar de orar por morir, es mejor orar por la fuerza de Dios y Su gracia para estar firmes en cualquier sufrimiento que estemos soportando, y confiar en Dios para determinar el tiempo y los detalles de nuestra muerte.

El sufrimiento es difícil, y seguramente la parte más difícil sea entender el porqué. El sufrimiento nos humilla, y no nos gusta ser humillados o débiles y dependientes. Pero cuando preguntamos, “¿Por qué yo, Señor?', la respuesta solo puede ser “¿Y por qué no tú?” Cuando los creyentes sufren en esta tierra, Dios tiene un propósito para ese sufrimiento. Sus planes y propósitos son perfectos y santos, así como Él es santo y perfecto. El salmista nos dice: "En cuanto a Dios, su camino es perfecto" (Salmo 18:30). Si los caminos de Dios son perfectos, entonces podemos confiar en que todo lo que Él hace, y lo que permite, también es perfecto. Esto puede parecer imposible para nosotros, pero nuestros pensamientos no son los pensamientos de Dios, como Él nos recuerda en Isaías 55: 8-9.


El apóstol Pablo sufrió un “aguijón en (su) carne”, una aflicción que no se explica en la Biblia, y tres veces pidió al Señor que le quitara ese aguijón. Pero Dios, que podría haber quitado a Pablo ese sufrimiento en un instante, optó por no hacerlo. Él recordó a Pablo que el "aguijón" era para impedirle ser orgulloso y que se exaltase desmedidamente, por “la grandeza de las revelaciones” que le habían sido dadas; para impedirle enaltecerse a sí mismo. Pero Dios no dejó a Pablo impotente para sufrir en soledad. Dios le aseguró que la gracia que le había sido dada era "suficiente", y que Dios sería glorificado por la confianza de Pablo en Su poder para sostenerlo. La respuesta de Pablo a estas verdades fue alegrarse de su fragilidad y sufrimientos, porque en ellos Dios es glorificado cuando el milagro de Su poder y fuerza se manifiestan (2 Corintios 12:7-10). Por lo tanto, en vez de intentar escapar de cualquier sufrimiento a través de la muerte, debemos depender de Dios y descansar en Él. Su propósito en el sufrimiento siempre traerá gloria a Él y redundará en nuestra bendición.

Cuando estamos bajo la intensa presión del sufrimiento, a veces sentimos simplemente que no podemos aguantar más. Pero Dios nos recuerda que no hay ningún sufrimiento o prueba que venga sobre un creyente que otros no hayan enfrentado antes que nosotros. Otros creyentes han sufrido dolor que no pudo ser aliviado por la medicina moderna. Otros creyentes han sufrido persecución y horribles muertes a manos de los que odiaron a Dios. Otros creyentes han estado solos y abandonados; algunos han sido encarcelados por su testimonio. Así que ciertamente no estamos solos. Pero Dios es siempre fiel y no permitirá que suframos o seamos probados por encima de lo que podamos soportar, y también dará una salida para que seamos capaces de aguantar la prueba (1 Corintios 10:13).

Finalmente, para responder a la pregunta de si en realidad es pecaminoso orar para morir, “lo que no proviene de fe, es pecado” (Romanos 14:23). En otras palabras, si nuestro interior dice que es pecado, para nosotros es pecado. También existe la Escritura que dice: “Y al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado.” (Santiago 4:17). Hay solo un pecado que nos mantiene fuera del cielo, y es el pecado de rechazar al Señor Jesucristo como nuestro Salvador. Pero rogar a Dios que nos permita morir puede interpretarse como pecado porque hacerlo indica una falta de fe. Una oración mejor sería "Dios, has prometido sostenerme a través de cualquier prueba. Te ruego que alivies mi sufrimiento o que me proporciones una salida a través de él. Pero en todas las cosas, que se haga no mi voluntad sino la Tuya. Amén."



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