sábado, 31 de agosto de 2019

La ley y los profetas eran hasta Juan

Lucas 16:16 dice: “La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él.”
Leída la cita bíblica, de esta surge la siguiente curiosidad: ¿Significa esto que en la época de la iglesia no hay profetas?


Primeramente debemos destacar que la expresión de Jesús en el referido texto bíblico, no quiere significar que después de Juan el Bautista no existirían más profetas, sino que Juan el Bautista era la línea divisoria entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, pues es el primero de los profetas neotestamentarios, incluyendo a Simeón, considerado por muchos como profeta, quien profetizó a la profetisa Ana en Lucas 2:25-36. Juan el Bautista está después de ellos.

Con esto Jesús enfatizó que su Reino cumplió la Ley (el Antiguo Testamento); no la abrogó (Mateo 5:17). No implantó un nuevo sistema, sino que consumó el antiguo. El mismo Dios que obró a través de Moisés obraba mediante Jesús.


Al usar Jesús la expresión La ley y los profetas, se refería tanto a los primeros cinco libros de la Biblia, el pentateuco (los escritos de Moisés), incluyendo las leyes civiles, ceremoniales y morales, y los demás escritos del antiguo testamento. Esta expresión la utilizó Saulo cuando presentó defensa ante el Gobernador Félix.

No quiere decir que el nuevo testamento carecería de ese santo oficio. De hecho, en la iglesia primitiva había “profetas y maestros” (Hechos 13:1). También Hechos 11:27 confirma la existencia de profetas en la iglesia primitiva, dentro de los cuales menciona a Agabo, que es uno de los más notorios; también hay que mencionar a las hijas de Felipe el evangelista (uno de los siete diáconos) en Hechos 21:9.

Además, la Biblia menciona en 1 Corintios 12:28 que “puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas”. También está la referencia del don de profecía en los escritos de Pablo, incluyendo Efesios 4:11 en la lista de los principales dones ministeriales.

De manera que tenemos que entender que en la época de la gracia, de la iglesia, también hay profetas; aunque no tienen el mismo modus operandi que los profetas del Antiguo Testamento. 

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