Gálatas 6:7-8 “No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra. El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará destrucción; el que siembra para agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna.” (NVI)
¿Quién conoce la mente del hombre? ¿Quién conoce el corazón del hombre? No hay ningún método científico que, verdaderamente, pueda conocer la mente y el corazón del hombre. Se ha tratado de estudiar el comportamiento del ser humano, pero no se sabe realmente lo que hay dentro de la mente y del corazón del hombre.
Solo Dios conoce estas dos cosas, Jeremías 17: 9-10 »Nada hay tan engañoso y perverso como el corazón humano. ¿Quién es capaz de comprenderlo? Yo, el Señor, que investigo el corazón y conozco a fondo los sentimientos; que doy a cada cual lo que se merece, de acuerdo con sus acciones.» (DHH)
Según los cardiólogos, el corazón de la mujer es más complejo que del hombre, dura más tiempo que el del hombre. ¿Cómo se expresa el corazón?
Marcos 7:20-23 “Lo que sale del hombre, eso sí lo hace impuro. Porque de adentro, es decir, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los asesinatos, los adulterios, la codicia, las maldades, el engaño, los vicios, la envidia, los chismes, el orgullo y la falta de juicio. Todas estas cosas malas salen de adentro y hacen impuro al hombre.”
Jesús nos enseña lo que realmente se esconde y vive en el corazón del hombre. Solemos cuidarnos más de lo que comemos que de lo que sale de nosotros. Sin embargo, de dentro del corazón salen las maquinaciones y pensamientos más perversos que existen en el mundo. Crímenes atroces, secuestros, robos, violaciones, maldades extremadamente terribles, destrucción, maquinaciones infernales...
La pregunta sería: ¿Cómo puede el ser humano albergar todo esto es su corazón? Pablo nos los recalca en Gálatas: 5;19-21.
El corazón sin Cristo es una maraña de ociosidades, lleno de impurezas. Solo Cristo puede limpiar verdaderamente el corazón de una persona.
El hombre viene a Cristo cargado de todas estas cosas; su corazón viene lleno de maldades y su mente hastiada de impurezas; Cristo lo limpia, despeja su mente y lo hace pensar en lo puro. En Filipenses 4:8 el apóstol Pablo nos dice lo que debemos pensar siempre, pero corremos el peligro de volver nuevamente a lo que hacíamos antes (1 Corintios 10:12). ¿Por qué?
Porque esa vieja naturaleza todavía vive en nosotros, no se ha eliminado. Bajo la guía del Espíritu Santo esa vieja vida está muerta, pero en el momento que la persona decide volver a sus viejas andanzas revive su antigua personalidad. 2 Pedro 2:20 “Pues los que han conocido a nuestro Señor y Salvador Jesucristo, y han escapado así de las impurezas del mundo, si se dejan enredar otra vez en esas cosas y son dominados por ellas, quedan peor que antes.” (DHH)
Y asimismo lo dijo Jesús. Mateo 12:43-45 »Cuando un espíritu impuro sale de un hombre, anda por lugares secos buscando descanso; y si no lo encuentra, piensa: “Regresaré a mi casa, de donde salí.” Cuando regresa, encuentra a ese hombre como una casa desocupada, barrida y arreglada. Entonces va y reúne otros siete espíritus peores que él, y todos juntos se meten a vivir en aquel hombre, que al final queda peor que al principio. Eso mismo le va a suceder a esta gente malvada.» (DHH)
La nueva condición de la persona es peor que la primera, y esto es lo que le va a pasar a esta generación perversa. Cuando la persona es liberada, su corazón queda limpio y su mente es renovada, y Pedro dice, para aquellos que una vez conocieron del Señor, que los sacó de la miseria, que los limpió con su sangre,... y que regresan nuevamente a lo que eran antes, que su estado viene a ser dos veces peor que antes de haber conocido al Señor.
La nueva condición de la persona es peor que la primera, y esto es lo que le va a pasar a esta generación perversa. Cuando la persona es liberada, su corazón queda limpio y su mente es renovada, y Pedro dice, para aquellos que una vez conocieron del Señor, que los sacó de la miseria, que los limpió con su sangre,... y que regresan nuevamente a lo que eran antes, que su estado viene a ser dos veces peor que antes de haber conocido al Señor.
2 Pedro 2:21 “Hubiera sido mejor para ellos no haber conocido el camino recto que, después de haberlo conocido, apartarse del santo mandamiento que les fue dado.” (DHH)
Los que han gustado de la misericordia del Señor y deciden darle la espalda, llevarán mayor condenación que los que nunca creyeron, porque después de haber sido limpios por el Señor, le están dando a entender a Dios que el sacrificio de su hijo para nada sirvió (Hebreos 10:29).
Los que regresan atrás pisotean el sacrificio de Jesús y anulan la eficacia de su sangre. A estos les acontece lo que dice Pedro en 2 Pedro 2:22 “Pero en ellos se ha cumplido la verdad de aquel dicho: «El perro vuelve a su vómito», y también lo de «La puerca recién bañada vuelve a revolcarse en el lodo.»“
Pedro usa el pasaje de (Proverbios 26:11) como una imagen muy expresiva, en la que el que profesa la fe cristiana y la arroja de sí, como algo que causa nauseas, vuelve a la corrupción que antes amaba. Si su profesión resulta falsa y se vuelve a la condición corrompida que tenía anteriormente, es como si volviese a comer su vómito. Como aquel que al ponerse una camisa blanca va al lodo y se sumerge en él.
Tanto el perro como el cerdo eran considerados entre los judíos y escritores paganos de aquella época, símbolo de suciedad moral (Apocalipsis 22:15).
¿Y cómo el diablo puede prometer al ser humano libertad, paz, tranquilidad, si él mismo es reo de condenación?
2 Pedro 2:19 “les prometen libertad, siendo ellos mismos esclavos de la corrupción; porque todo hombre es esclavo de aquello que lo ha dominado.”
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