lunes, 31 de diciembre de 2018

Yemen: el país donde el hambre y la guerra parecen no tener fin

La inseguridad alimentaria afecta a casi 18,000,000 de personas, además de poner en riesgo la vida de 400,000 infantes.
Yemen es el país en donde el hambre, la guerra, y la crisis humanitaria, son cosas del día a día.
Los hutíes, aliados de Irán, y el Gobierno yemení, respaldado por una coalición de países árabes capitaneada por el príncipe saudí Mohamed bin Salman, iniciaron el pasado 6 de diciembre una ronda de contactos de paz en Suecia, que la ONU espera que pueda conducir a una futura solución al conflicto, desatado a finales de 2014.
Mientras no se concreta una solución al conflicto, que está estancado en el frente de batalla, la situación humanitaria sigue deteriorándose rápidamente en el país, que está sumido en la hambruna más grave del mundo.
Aproximadamente 18,000,000 de personas, se encuentran padeciendo la grave crisis alimentaria, lo que supone un incremento del 24% con respecto a 2017, según cálculos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
Unos 400,000 niños sufren de desnutrición aguda, y el 10% de ellos corre un gran riesgo de perder la vida, según indica la Organización Mundial de la Salud.
Sin embargo, el hambre no es el único problema que enfrenta este país. Al menos 10,000 personas han muerto desde que comenzó la guerra, pero según la Organización Mundial de la Salud, las cifras son mucho más altas si se incluye a las personas que han perdido la vida por el hambre o por alguna enfermedad.
La malnutrición es el “factor subyacente” en más del 60% de las muertes por diarrea, neumonía, y en más del 40% de las muertes por sarampión y, además, ha elevado las tasas de mortalidad en el parto, según la portavoz de la OMS en el Yemen, Christine Cool.
La gran mayoría de las instalaciones hospitalarias han sido destruidas. También es importante destacar que al menos la mitad de la población no tiene acceso al agua potable.
La ofensiva se ha frenado en dos ocasiones en el extrarradio de la ciudad, en el que viven cerca de 600.000 personas, para favorecer sendos intentos de la ONU de celebrar consultas de paz, el primero de los cuales no llegó a celebrarse porque los hutíes no asistieron a la cita, prevista en septiembre en Ginebra.

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