lunes, 3 de septiembre de 2018

A quién debe seguir la Iglesia

Cristo es el corazón de la vida cristiana, la razón de nuestra existencia (Juan 15:4). La Iglesia es realmente Iglesia cuando está para los que no están en la Iglesia (Mateo 5:16); no debemos entenderla como una institución fundada para cuidar y desarrollar su propia religión, sino que la Iglesia debe responder a la idea original de Jesús, al proyecto de salvación para toda la humanidad (1ª Timoteo 2:4).
La Iglesia está viviendo un tiempo de mucha distracción por costumbres y obligaciones que no ayudan a generar vida evangélica (Lucas 9:60). La Iglesia debe reaccionar y comenzar nuevamente a buscar vino nuevo en odres nuevos, que es lo que Jesús está pidiendo. Jesús nos ha abierto el camino (Hebreos 10:20), solo hay que caminar, no importa cómo, de qué forma y en qué condiciones, solamente caminemos.
Resultado de imagen de A quién debe seguir la IglesiaEs una pena, una lástima ver a la Iglesia cómo está viviendo y comunicando su vida cristiana. No está formando discípulos sino adeptos a una religión que corren el peligro de no conocer nunca la experiencia cristiana, experiencia que apasiona el deseo de escuchar a Jesús.
La Iglesia ha sido fundada por Jesús (Mateo 16:18), no para condenar ni para juzgar. Su misión es despertar esperanza cuando ya no la hay, comunicar la buena noticia de Jesús (Lucas 19:10) para iluminar a los que se hallan en tinieblas y en sombras de muerte. Pero para que la Iglesia sea una entidad comunicadora del mensaje original de Jesús, debe escuchar a su fundador.
I. LA ACTIVIDAD RELIGIOSA ES UN OBSTÁCULO PARA ESCUCHAR A JESÚS.
a. ¿A quién escuchar (Lucas 9;35)
La escena que nos describe Lucas es fundamental para estos tiempos en que vive la Iglesia, tiempos de confusión que desorientan al cristiano y no sabe a quién debe escuchar, todos creen proclamar la verdad.
Para desatar este nudo confuso, tenemos que decir que la verdad solamente se centra en Jesús (Juan 8:32). Ninguna religión posee la verdad absoluta, la vida radica en cuándo nos encontramos con esta verdad (Juan 17:3), que viene a formar parte de nuestra forma de vivir la vida. La religión tiene esquemas disciplinarios que muchas veces no son los que se desprenden de la Palabra de Dios (Mateo 15:9), que tienden a esclavizar a los que Dios ha hecho libres.
b. Su Palabra nos descubre la verdad de Dios
Dos personajes legendarios de la historia de Israel son los que acompañaban a Jesús, Moisés el gran legislador del pueblo y Elías el gran profeta. Pero algo pasa con Jesús, su rostro cambia y su vestido resplandece.
Esta figura de Jesús no era conocida; por un momento Jesús se abre un poco su traje de siervo (Filipenses 2:7), para dejar ver su gloria de “Dios”, (Filipenses 2:6). Pero ni con esta manifestación visual los discípulos entienden quién es Jesús; ponen a Moisés y a Elías en un mismo plano, y no han captado la novedad divina, por lo que es necesario que una voz del cielo aclare las cosas “Este es mi Hijo amado a él oíd”. Lucas 9;35
La Iglesia no debe escuchar a Moisés ni a Elías, pues la Ley y los profetas fue el medio que Dios usó para llevarnos hasta el que nos puede decir la verdad (Juan 17:17), Jesús, quien es la única verdad (Hebreos 1:2).
c. El cristiano no puede ni debe creer cualquier cosa
Una comunidad se va haciendo cristiana cuando va poniendo en su centro el Evangelio. Cada día debemos ser menos religiosos y más evangélicos, la religión no tiene la capacidad para curar y vendar las heridas que este mundo le está haciendo a nuestra sociedad (Juan 4:13-14).
Y la Iglesia debe ser portadora del mensaje de Jesús que Lucas nos describe (Lucas 4:18-19), que es un mensaje que transmite alegría, no es un mensaje de tristeza, dolor o miedo, como muchas veces es comunicado por la religión.
El ministerio de Jesús estuvo compuesto por personas que habían sido calificadas como inmorales por aquella sociedad, publicanos, gente de mala reputación... La Iglesia de este tiempo tiene la característica de marginar a cuantos puede, también a aquellos que no pertenecen a su misma fe, y éste no es el Evangelio de Jesús.
II. LA IGLESIA NO DEBE SEGUIR UNA TRADICIÓN RELIGIOSA, SOLAMENTE DEBE SEGUIR A JESÚS
a. La relación que debemos establecer con Jesús (Lucas 9:57)
Los que decimos ser seguidores de Jesús, debemos tener claro que este camino puede conllevar en cualquier momento desesperación. No es un camino cómodo; el que está en este camino, en cualquier momento se puede confundir (Lucas 9:58). Seguir a Jesús no es adquirir poder, ni instalarnos en las comodidades de este mundo; la religión ofrece poder, Jesús ofrece servicio (Mateo 20:28).
El que ha decidido ser seguidor de Jesús debe entender este mensaje. La Iglesia vive distraída por obligaciones y costumbres religiosas que le están impidiendo seguir a Jesús.
El ministerio de Jesús se caracterizó por ser una actividad al margen del templo vigente entonces. Las estructuras eclesiales de la época no respondían al proyecto de salvación de Dios. El sacerdote, máximo representante de Dios ante el pueblo, vivía cargado de actividad religiosa, y no conoció a Jesús el Hijo de Dios.
Este mismo problema le está pasando a la Iglesia, que vive encerrada en su propia actividad religiosa. Es tiempo para corregir
b. No es posible quedarnos en el pasado (Lucas 9:61)
No podemos ser aptos para el reino de Dios, viviendo el pasado (Lucas 9:62), este pasado me perjudica para vivir mi presente. Somos piedras vivas (1ª Pedro 2:5) en un edificio que produce vida, y por esta razón somos una nueva creación que surge no de la voluntad humana, sino de Dios (2ª Corintios 5:17). La experiencia del apóstol Pablo nos empuja a seguir sin mirar al pasado (Hechos 20:24), y a seguir adelante (Filipenses 3:13-14). La actividad de la Iglesia es dinámica, no puede estar estática viendo el pasado.
c. Somos enviados por Jesús para ser portadores del evangelio (Lucas 10:2)
La Iglesia no está para ella misma, sino al servicio de la humanidad. No es suficiente con  oír predicar sermones desde el púlpito, debemos aprender a escuchar y curar las heridas de los que sufren. Este es el proyecto evangelizador de Jesús y el que la Iglesia debe seguir. Otras actividades fuera de este contexto, solamente hacen que la Iglesia pierda credibilidad ante el mundo.
Conclusión.
La iglesia ha sido constituida por Dios para que sea portadora del mensaje de salvación, ésta es su labor en este mundo (2ª Corintios 5:20). Pero la Iglesia parece estar más ocupada y empeñada en desarrollar y cuidar su religiosidad, que en lo que concierne al reino de Dios. No está haciendo una representación para la cual fue establecida.“que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor”. Éste debe ser el mensaje que la Iglesia debe proclamar, el Evangelio de la alegría.

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