Hoy el cielo derramó grandes gotas de lluvia queriéndote demostrar que hay esperanza. Penetró en la semilla que surcó el labrador, esperanzado en que rendirá frutos a su tiempo. Otras gotas cayeron sobre el océano para hacer el mar más profundo y que los hombres puedan navegar en él. Mojó a la niña y también a la anciana que apresuradas corrían buscando guarida. Y allí donde había sequía, la lluvia hizo su trabajo dejando fluir el agua fría.
El arcoíris se mostró en todo su esplendor. Llenó de colores el ancho cielo y los hombres recordaron un viejo pacto de esperanza y redención. El sol volvió a salir, iluminando y acariciando con sus cálidos rayos. Secó la tristeza de quien tenía el corazón triste y lastimado.
¡Sí, yo sé lo que se siente al atravesar las esquinas, cabizbaja, mirando al cielo desesperada porque parece que nada bueno pasa! Sé también lo que es no tener un euro en el bolsillo o que tu salud te falla. Mas veo en la naturaleza, ejemplo de sabiduría, gracia y belleza. Como aquel Padre Amante cuida de su creación con perfección, de tal manera que a los lirios del campo vistió y a las aves y seres vivientes alimenta.
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