lunes, 11 de junio de 2018

Cristo es la peña de Horeb que está brotando por mí.

Tipos y figuras de la Biblia
Israel, el pueblo escogido por Dios, fue sacado de Egipto por la mano poderosa del Señor. En su peregrinar por el desierto siempre fueron infieles a Dios, pero aún así llegaron a la tierra de Canaán, y finalmente Dios mismo tuvo que descender en forma humana a este mundo, para morir en una cruz por su pueblo y poder redimir a ellos y a nosotros, los gentiles.
Definitivamente, el pueblo de Israel no pudo satisfacer la santa justicia de Dios con sus obras, ceremonias y cumplidos; solo lo pudo lograr la persona de Cristo.
Sed de DiosTú y yo también, somos hoy ese pueblo que Dios ha escogido, y nos ha sacado de este mundo de pecado por la mano poderosa del Señor, no por nuestros esfuerzos piadosos; pero en medio de nuestro peregrinar cristiano siempre estamos siendo infieles a Dios.
Por lo tanto, no queda otra alternativa que abrazar y creer en el sacrificio de Cristo en la cruz del Calvario, para redimir todas nuestras miserables maldades.

En medio del desierto, el pueblo de Israel tuvo muchas quejas y pecados; pero Jehová Dios siempre fue paciente y amoroso con ellos, satisfaciendo sus necesidades en medio de los grandes desafíos que encontraron en su peregrinar a la tierra prometida.

Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua. (Jeremías 2:13).

- Hoy ya sé que los cristianos verdaderos han tomado de la peña de Horeb, y no corren de aquí para allá buscando

donde calmar su sed -


Historia de la Biblia

Los primeros versículos del capítulo 17 de Éxodo nos describen la historia de cómo los israelitas argumentaron contra Moisés y le dijeron: ¿Para qué nos sacaste de Egipto? ¿Sólo para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestro ganado?

Clamó entonces Moisés al Señor, y le dijo: ¿Qué voy a hacer con este pueblo? ¡Sólo falta que me maten a pedradas!
Entonces el Señor le dijo: golpearás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo.
Dios en Su Gracia, les hizo brotar una fuente de agua de la roca de Horeb. ¡Qué maravillosa paciencia y tolerancia de Dios hacia los pecadores que lo provocan! Dios muestra su poder y su compasión en medio del desierto y hace un milagro de misericordia para su pueblo.
Cristo es la peña de Horeb
El apóstol Pablo nos aclara a la luz del nuevo pacto lo siguiente: y todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. (1 Corintios 10:4).
Las figuras de Dios y Cristo, como una roca, fuerte y firme, corren por todas las Escrituras y puede hacerse un estudio de esto.
Jehová, roca mía y castillo mío, mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. (Salmo 18:2).
Aunque la maldición de Dios podría haber sido justamente ejecutada contra nuestras almas culpables, he aquí que el Hijo de Dios es herido por todos nosotros, y Cristo Jesús viene a ser la provisión abundante y constante de esta agua viva que necesitamos los cristianos.
Muchas veces hemos argumentado a Dios en medio de nuestro desierto y hemos dicho: ¿Señor, estás conmigo o no?
Pero Dios nunca nos ha desamparado por nuestras rebeldías, no ha volcado su ira sobre nosotros en medio de nuestras infidelidades, y no ha dejado de amarnos y abrazarnos con su bendita gracia.
Dios nos ha enviado una peña de Horeb que brota agua viva por todos nosotros. Y Cristo ya la había ofrecido a la mujer samaritana cuando le dijo:

Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.
(Juan 4:13 y 14).

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