martes, 11 de diciembre de 2018

¿Qué base tiene el ateísmo?

El ateísmo es la ponencia de que Dios no existe. El ateísmo no es nuevo, de hecho el Salmo 14:1 escrito por David alrededor del 1000 a.C. menciona el ateísmo – “Dice el necio en su corazón: no hay Dios”. Estadísticas recientes muestran un creciente número de gente convirtiéndose al ateísmo, con un porcentaje actual del más del 10% de gente en el mundo declarándose a sí mismos partidarios del ateísmo. Y, ¿por qué más y más gente se vuelve atea? ¿Es el ateísmo realmente la postura lógica que dicen los ateístas ser?
Resultado de imagen de Qué es el ateísmo?¿Por qué existe aún el ateísmo? ¿Por qué Dios no se revela a Sí Mismo a la gente, probando así que existe? Porque seguramente si Dios apareciera, todos creerían en Él. El problema de esta idea es que no es el deseo de Dios convencer a la gente de que Él existe de esta forma. El deseo de Dios para la gente es que crean en Él por fe (2 Pedro 3:9) y acepten Su regalo de salvación (Juan 3:16). Sí, Dios puede aparecerse y demostrar de una vez por todas que existe. El asunto es que Dios ya ha demostrado claramente Su existencia muchas veces en el Antiguo Testamento (Génesis capítulos 6-9; Éxodo 14:21-22; 1 Reyes 18:19-40) ¿Creyó la gente que Dios existe? ¡Sí! ¿Se arrepintieron de sus malos caminos para obedecer a Dios? ¡No! Si una persona no está dispuesta a aceptar la existencia de Dios por fe, no estará dispuesta a aceptar a Jesucristo como su Salvador por fe (Efesios 2:8-9). Ese es el deseo de Dios – que las personas se conviertan en cristianos, no solo teístas (quienes creen que Dios existe).
La Biblia nos dice que la existencia de Dios debe ser aceptada por fe. Hebreos 11:6 declara, “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” La Biblia nos recuerda que somos bendecidos cuando creemos y confiamos en Dios por fe, “Jesús le dijo; porque me has visto Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron y creyeron.” (Juan 20:29).
El hecho de que la existencia de Dios debe ser aceptada por fe, no significa que creer en Dios sea ilógico. Existen muchos y buenos argumentos para demostrar la existencia de Dios. La Biblia enseña que la existencia de Dios es claramente visible en el universo (Salmo 19:1-4), en la naturaleza (Romanos 1:18-22), y en nuestros propios corazones (Eclesiastés 3:11). A pesar de todo lo dicho, nuevamente, la existencia de Dios aunque no puede ser probada, debe ser aceptada por fe.

Al mismo tiempo, se necesita la misma cantidad de fe para creer en el ateísmo. Hacer la declaración absolutoria de que “¡Dios no existe!” es como hacer la aseveración de conocer absolutamente todo lo que hay que saber acerca de todo, de haber estado en todos los lugares que componen el universo, y de haber presenciado todo lo que ha de ser visto. Desde luego, ningún ateo puede hacer exactamente estas aseveraciones. Sin embargo, eso es en esencia lo que ellos aseguran cuando declaran que Dios no existe. Los ateístas no pueden probar por ejemplo, que Dios no vive en el centro del sol, o detrás de las nubes de Júpiter, o en alguna nebulosa distante. Esto no puede ser probado, así que tampoco puede probarse que Dios no existe. Se necesita la misma medida de fe para ser ateísta que para ser teísta.
Así que, estamos de nuevo donde empezamos. El ateísmo no es demostrable y la existencia de Dios debe ser aceptada por fe. Yo creo firmemente que Dios existe. Admito gustosamente que mi creencia en la existencia de Dios está basada en la fe. Y al mismo tiempo, rechazo firmemente la idea de que es ilógico creer en Dios. Creo que la existencia de Dios puede ser claramente vista, nítidamente sentida, filosóficamente probada y no desmentida científicamente. Salmos 19:1-4 dice, “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz. Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras…”

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