Escucha a tu corazón, nos dice el mundo. Sin embargo, Dios nos advierte:
Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo, Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.
Como te habrás podido dar cuenta, el corazón no es el mejor guía, sino al contrario, es algo tramposo, ya que un día nos puede decir A y otro B. Por lo tanto, hermano, no se deje llevar por su corazón.
¿Qué debe hacer?
• GUARDARLO:
No se trata de sacarse el corazón, guardarlo en una caja con cadenas y ocultarlo en una isla solitaria. Por supuesto que no, lo que necesita hacer es cuidarlo, protegerlo y mimarlo de verdad y con paciencia. El amor es hermoso, pero ¡cuidado!, porque si usted cree que es mejor ir probando a ver qué obtiene, y muy neciamente le da su corazón a cuantas personas le digan algunas palabras bonitas.... Entonces, usted debe aprender a guardarlo.
Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida. Proverbios 4:23
Sí, de su corazón mana la vida, el regalo más preciado que nuestro Padre nos ha otorgado. Por ello no podemos hacer con él lo que creemos conveniente. No, eso no es de sabios. No se exponga a lastimar su hermoso corazón. Decida de una vez por todas darle el valor que Dios le ha dado y compórtese como debe con él.
Todo tiene su tiempo, no se adelante a nada. Entregue su corazón a quien Dios le confirme como dueño, no haga, por favor, pruebas con su corazón. No tenemos corazones de repuesto, y si así fuese, entonces no habría tantos decepcionados, rencorosos en el mundo.
En el caso de que usted ya tenga lastimado su corazón, no pierda la esperanza de que éste vuelva a latir a mil por hora. Dele su corazón herido a Dios para que lo restaure, y Él lo hará. No se deje engañar pensando que solo basta con poner a otra persona en él y sanará, eso no es verdad; al contrario, posiblemente lo seguirá lastimando.
El amor es hermoso, y también su corazón merece el mejor cuidado. Mime su corazón pero no lo malcríe. Ame con él pero no calle a su razón. Por último, recuerde que sobre toda cosa guardada guarde su corazón, que de él mana la vida que Dios da muy generosamente.
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