jueves, 29 de noviembre de 2018

Distracciones peligrosas

En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos por los otros. Juan 13;35
El artista Sigismund Goetze sorprendió a la Inglaterra de la era victoriana con una pintura titulada «Despreciado y rechazado por los hombres», donde mostraba al Jesús sufridor y condenado, rodeado de personas de la generación del pintor. Estaban todas tan envueltas en sus propios intereses —negocios, romances, políticas— que no se daban cuenta del sacrificio del Salvador. Indiferente a Cristo, la multitud que lo rodeaba se asemejaba a aquellos que, al pie de la cruz, no tenían ni idea de la situación ni de la Persona que tenían delante.
En nuestra época, tanto los incrédulos como los creyentes se distraen fácilmente de las cosas eternas. ¿Cómo pueden los seguidores de Cristo percibir la verdad del gran amor de Dios en medio de la niebla de distracciones? En primer lugar, amándonos unos a otros, tal como Jesús dijo: «En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos por los otros» (Juan 13:35). Y luego, compartiendo el evangelio para atraer a otros al Salvador. Como escribió Pablo: «somos embajadores en nombre de Cristo» (2 Corintios 5:20).
De este modo, el cuerpo de Cristo puede reflejar y proyectar el amor de Dios, que tan desesperadamente necesitamos, tanto unos a otros como a quienes nos rodean. 
Señor, ayúdame a reflejar tu amor y a hablarles de ti a otros hoy.
A un mundo que vive en la neblina de las distracciones, nosotros le ofrecemos la luz de la buena noticia de Jesús.

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