En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos por los otros. Juan 13;35
El artista Sigismund Goetze sorprendió a la Inglaterra de la era victoriana con una pintura titulada «Despreciado y rechazado por los hombres», donde mostraba al Jesús sufridor y condenado, rodeado de personas de la generación del pintor. Estaban todas tan envueltas en sus propios intereses —negocios, romances, políticas— que no se daban cuenta del sacrificio del Salvador. Indiferente a Cristo, la multitud que lo rodeaba se asemejaba a aquellos que, al pie de la cruz, no tenían ni idea de la situación ni de la Persona que tenían delante.
De este modo, el cuerpo de Cristo puede reflejar y proyectar el amor de Dios, que tan desesperadamente necesitamos, tanto unos a otros como a quienes nos rodean.
Señor, ayúdame a reflejar tu amor y a hablarles de ti a otros hoy.
A un mundo que vive en la neblina de las distracciones, nosotros le ofrecemos la luz de la buena noticia de Jesús.
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