Continuamente oímos muchas voces a nuestro alrededor, gritos de una sociedad que busca influenciarnos a toda costa. Personas que quieren limitar nuestra libertad para que nos sujetemos a costumbres y creencias que son contrarias a Dios. Voces que sin pedir permiso entran a nuestro interior y nos pueden engañar. Voces que nos atrapan y de las cuales es difícil escapar. Todo sucede muy rápido y no nos damos cuenta.
Vamos al cine y aparecen escenas en donde se acepta el sexo antes del matrimonio, hay soberbia y violencia, entre otras cosas. Luego llegamos a casa, vemos la televisión y escuchamos noticias sobre secuestros, muertes, etc. Y en seguida vienen a nuestra mente pensamientos y recuerdos de palabras que en algún momento dañaron nuestro corazón, como un padre que solo decía palabras destructivas, o un maestro que nos dijo que no éramos lo suficientemente competentes para finalizar nuestros estudios, un líder que nos menospreció y nos dijo que no podía confiar en nosotros, un esposo(a) que nos ofende,... en fin, esas voces se hacen presentes y nuestra mente se ofusca. Sin embargo, en medio de toda esa confusión la voz de Dios continuamente nos está llamando, sin que a veces la escuchemos.
¿De qué manera debemos estar alerta?
- Sometiendo los pensamientos a la verdad de Cristo (2 Corintios 10:5), y portando el yelmo o casco de la salvación como parte de nuestra armadura (Efesios 6:17).
- No dejándonos influenciar por todo lo que escuchamos y renovando nuestra mente a través de la palabra de Dios (Romanos 12:2)
- Estando en continua comunicación con Dios para evitar caer en la tentación (Mateo 26:41)
¿Y cómo reconoceremos la voz de Dios con tanto ruido?
- Debemos escuchar atentamente la voz de Dios (Deuteronomio 28:1) a través de la revelación de su palabra u oración.
- Debemos pasar tiempo con Él diariamente (Juan 10:27).
A medida que busquemos a Dios, Él nos hará más sensibles a su voz y propósito. De la misma forma en que reconocemos la voz de nuestros padres cuando nos hablan al móvil, que sin decir sus nombres sabemos quienes son, así podremos reconocer la voz de Dios a través de nuestra comunión con Él. Esto representa un esfuerzo de búsqueda, pero nuestra relación con Él se fortalecerá y su voz nos guiará.
A lo largo de la vida escucharemos muchas voces, mensajes que nos harán crecer y otros que querrán dañar nuestro corazón. Sin embargo, en medio todo ese ruido la voz de Dios siempre estará presente. Él quiere que reconozcamos su voz y le obedezcamos. Siempre estará dispuesto a hablarnos. ¿Pero prestaremos atención? Decidamos buscarle con todo nuestro corazón para ser sensibles a su voz, y a pesar de todo lo que escuchemos tengamos claro lo que Él quiere para nosotros, de forma que su perfecta voluntad se haga presente en lo que vemos, escuchamos, pensamos y vivimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario