Un hombre fue a una barbería a cortarse el cabello y recortarse la barba, como de costumbre. Entabló una amena conversación con la persona que le atendía. Hablaban de muchas cosas y tocaron muchos temas.
De pronto, tocaron el tema de Dios.
El barbero dijo:
Fíjese caballero que yo no creo que Dios exista, como usted dice.
– Pero, por qué dice usted eso? – pregunta el cliente.
De pronto, tocaron el tema de Dios.
El barbero dijo:
Fíjese caballero que yo no creo que Dios exista, como usted dice.
– Pero, por qué dice usted eso? – pregunta el cliente.

El cliente se quedó pensando un momento, pero no quiso responder para evitar una discusión.
El barbero terminó su trabajo y el cliente salió del negocio.
Cuando abandonaba la barbería, vio en la calle a un hombre con la barba y el cabello largo; al parecer hacía mucho tiempo que no se lo cortaba y se veía muy desarreglado.
El barbero terminó su trabajo y el cliente salió del negocio.
Cuando abandonaba la barbería, vio en la calle a un hombre con la barba y el cabello largo; al parecer hacía mucho tiempo que no se lo cortaba y se veía muy desarreglado.
Entonces entró de nuevo a la barbería y le dijo al barbero.
– ¿Sabe una cosa? Los barberos no existen.
– ¿Cómo que no existen? -pregunta el barbero-.
– ¿Sabe una cosa? Los barberos no existen.
– ¿Cómo que no existen? -pregunta el barbero-.
Si aquí estoy yo, y soy barbero. – ¡No!, dijo el cliente, no existen porque si existieran no habría personas con el pelo y la barba tan larga como la de ese hombre que va por la calle.
– Ah, los barberos sí existen, lo que pasa es que esas personas no vienen hacia mí.
– ¡Exacto! -dijo el cliente-.
Ése es el punto. Dios sí existe, lo que pasa es que las personas no van hacia Él y no lo buscan, por eso hay tanto dolor y miseria.
– Ah, los barberos sí existen, lo que pasa es que esas personas no vienen hacia mí.
– ¡Exacto! -dijo el cliente-.
Ése es el punto. Dios sí existe, lo que pasa es que las personas no van hacia Él y no lo buscan, por eso hay tanto dolor y miseria.
Juan 14:6 “Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí.”
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