lunes, 23 de julio de 2018

Jehová dio, Jehová quitó. ¡Sea el nombre de Dios bendito!

“En el día del bien goza del bien; y en día de la adversidad reflexiona. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de Él” (no sepa qué trae el futuro)Eclesiastés 7:14

Hallar significa “encontrar”. O sea, el Señor va a provocar situaciones a fin de que veamos que en nuestra impotencia o insuficiencia solo podemos asirnos y aferrarnos a Él.
Hay situaciones difíciles que son provocadas por nosotros, pero otras son generadas por Él para probar nuestra fe, lealtad y fidelidad a Él, ya que en ciertas ocasiones la escoria y el pecado en nuestras vidas necesita de ese fuego para desarraigarse de nosotros. Pedro nos dice que nuestra fe debe ser probada como el oro.

Resultado de imagen de Jehová dio, Jehová quitó. ¡Sea el nombre de Dios benditoI Corintios 10:13 dice: ”No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana, pero fiel es Dios que no os dejará ser tentados más de lo que podáis resistir; sino que juntamente con la tentación dará la salida, para que podáis soportarla”. No hay ni una sola prueba que sea exclusiva o única, es decir, !no eres el único en el mundo que está sufriendo esa prueba!, pero aun si piensas que sí lo eres, el Señor asegura que no te dejará solo, !el que dio la prueba también dará la salida!

Alguien dijo una vez que “al Señor no le interesa tu comodidad sino tu madurez”.
Necesitamos parecernos a Cristo, para el Señor eso es lo más importante.
Por tanto, ante una prueba difícil, no cuestiones al Señor  diciéndole: ¿por qué?; no te enojes con Él, sino simplemente humíllate ante Él y pregúntale para qué envió la prueba. Evalúa tu vida para determinar si es un área de ella que necesitas cambiar.
Confía en Él y alábalo. Él está en control.

Recientemente hubo un terrible accidente aéreo en España. En un vuelo de  Spanair destino a Canarias, murieron cientos de personas, pero entre ellas había un hermano en la fe llamado Rubén Santana, un hombre comprometido y encargado del Ministerio de misiones de la Iglesia Bautista de Tres Cantos. Mientras su familia esperaba en el hotel, un hombre se acercó a Donovan, el hijo de Rubén, y le preguntó: ¿Cómo puedes creer en Dios cuando Él te quitó a tu padre? Y mira, he perdido a mi familiar también.
Donovan le respondió: Dios no me ha quitado nada. Él me regaló a mi padre durante 21 años. Por eso creo en Él.
Y su hija, durante el servicio funerario, dijo: “Mi padre murió pecador pero confiando en Cristo, por eso sé a donde irá”.

Se requiere fe y temor de Dios para contestar de esta forma cuando la herida aún sangra.
Pero es así, Dios no nos debe nada, nos ha regalado todo. Él puede disponer cuándo dárnoslo y cuándo quitárnoslo.

En medio del dolor la alabanza a Dios es un dulce aliciente, y meditar en su Palabra constituye un gran consuelo. Orar es muy bueno, pero en tiempos difíciles se nos olvida escuchar su voz.
Finalmente dirás como el salmista:
“Porque tú nos probaste, oh Dios; nos ensayaste como se afina la plata.
Nos metiste en la red; pusiste sobre nuestros lomos pesada carga. Hiciste cabalgar hombres sobre nuestra cabeza; pasamos por el fuego y por el agua, y nos sacaste a abundancia”. Salmo 66:10-12

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