martes, 15 de mayo de 2018

Carta Desde El Cielo

Sally se levantó en cuanto vio al cirujano salir del quirófano.  Le preguntó: “¿Cómo está mi hijito? ¿Se pondrá bien? ¿Cuándo puedo verlo?” El cirujano contestó: “Lo siento; hicimos todo lo que se pudo pero su hijo no sobrevivió”.
Sally dijo: “¿Por qué tienen cáncer los niños? ¿Acaso no le importan a Dios? ¿Dónde estabas, Dios, cuando mi hijo te necesitaba?”
El cirujano preguntó: “¿Desearía pasar un tiempo a solas con su hijo? Una de las enfermeras saldrá en unos minutos antes de que sea transportado a la universidad”.
Sally le pidió a la enfermera quedarse con ella mientras le decía adiós a su hijo. Movió sus dedos amorosamente a través del abundante cabello rojo y ensortijado de su hijo.
Resultado de imagen de carta desde el cielo no estes triste pensando en mi“¿Quiere un mechón de su cabello?”, preguntó la enfermera. Sally dijo que sí. La enfermera cortó un mechón de cabello, lo puso en un sobre de plástico y se lo entregó. La mamá dijo: “Fue idea de Jimmy donar su cuerpo para estudio a la universidad. Dijo que tal vez ayudaría a alguien más. Aunque me negué en primera instancia, Jimmy dijo: ‘Mamá, no lo estaré usando una vez que muera. Quizá ayude a otro niño a pasar un día más con su mamá’. Y continuó; ‘Mi Jimmy tenía un corazón de oro, siempre pensando en los demás, siempre queriendo ayudarlos”.
Sally salió del Hospital de Niños por última vez tras pasar mucho tiempo de los últimos seis meses allí. Puso la bolsa con las pertenencias de Jimmy en el asiento a su lado en el coche. La travesía de vuelta a casa fue difícil; pero fue aún más difícil entrar a la casa vacía. Llevó las pertenencias de Jimmy y el sobre plástico con su mechón de cabello a la habitación de su hijo. Comenzó a colocar las cosas personales en su habitación en el lugar exacto donde él solía tenerlas. Y se tiró sobre la cama de su hijo, abrazando su almohada, y se durmió llorando. Fue alrededor de la medianoche cuando Sally se despertó. Yaciendo junto a ella en la cama había una carta doblada. La carta decía:
Querida Mamá:
Sé que me vas a extrañar; pero yo no creo que nunca te olvide y que deje de amarte solo porque no estoy allí para decírtelo; siempre te amaré, mamá, aún más cada día. Algún día nos veremos de nuevo; y hasta entonces, si quieres adoptar a un niñito para que no estés tan sola, estaría bien. Él puede tener mi cuarto y mis cosas para jugar. Pero si decides adoptar a una niña, es probable que no le gusten las mismas cosas que nos gustan a los niños. Tendrás que comprarle muñecas y cosas de niñas. No estés triste pensando en mí; éste es realmente un lugar bonito. Los abuelos me recibieron en cuanto llegué y me mostraron algo del lugar, pero me va a llevar mucho tiempo verlo todo. Los ángeles son estupendos y me encanta verlos volar. ¿Y sabes qué?
Jesús no se ve como en ninguno de sus cuadros. Sin embargo, cuando lo vi, supe que era Él. ¡Jesús mismo me llevó a ver a Dios! Y adivina, mamá. Me senté en las piernas de Dios y conversé con Él, como si fuese alguien importante. Fue entonces cuando le dije que quería escribirte una carta para decirte adiós y todo, pero que sabía que eso no estaba permitido. Bueno, ¿sabes qué, Mamá?  Dios me pasó papel y su bolígrafo personal para escribirte esta carta. Creo que Gabriel es el nombre del ángel que te la va a llevar. Dios me pidió que te contestase una de las preguntas que le habías hecho: ‘¿Dónde estaba Él cuando lo necesitaba?’ Dios dijo que estaba junto a mí, como cuando Jesús estuvo en la cruz; estaba allí, como siempre, con todos Sus hijos’.
¡Ah!, de paso, mamá, nadie más puede ver lo que te escribí, excepto tú. Para todos los demás, éste es simplemente un papel en blanco, ¿no te parece estupendo? Tengo que devolverle su pluma a Dios ahora. La necesita para escribir algunos otros nombres en el Libro de la Vida. Esta noche me sentaré con Jesús a la mesa para la cena; estoy seguro de que la comida estará excelente.
¡Ah!, casi se me olvidaba decirte que ya no me duele nada. El cáncer se ha ido; estoy contento porque ya no podía soportar más el dolor, y Dios tampoco podía soportar verme sufrir tanto. Entonces fue cuando envió al Ángel de Misericordia para traerme. ¡El Ángel dijo que era una entrega especial!  ¿Qué te parece?
Firmado, con amor de parte de Dios, Jesús y yo”.
La narración, aunque obviamente concebida en el corazón de alguien, más que captada de la realidad de los hechos a su alrededor, no deja de tener múltiples enseñanzas y aplicaciones. Porque esta narración nos da un atisbo de lo que la Palabra de Dios describe claramente como nuestro destino eterno. Pero también afirma lo que Dios mismo nos dice en Su Palabra: que Él siempre está con nosotros hasta el fin… que nunca nos dejará ni nos desamparará… ¡sin importar lo difíciles que se vean las circunstancias!
Tal vez no nos dé la respuesta a la pregunta de por qué les da cáncer a los niños, pero nos deja entender que esta condición de ninguna manera les separa del amor de Dios, amor que va más allá de todo conocimiento humano. Para todos aquellos que hemos perdido a un ser querido, esta narración viene a afirmar lo que creemos en base a la Palabra.
Finalmente, el pensamiento nos anima a fortalecernos en el Señor y en el poder de Su fuerza frente a toda adversidad que enfrentemos. 

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