Tuve el privilegio y la bendición de compartir durante seis días con un grupo de adolescentes y jóvenes en un campamento de mi país. En este campamento se procuraba adiestrar a los jóvenes en el liderazgo, y también en que fueran capaces de compartir con el resto del mundo al Dios que llevan y sirven. Lo que más me impactó en esos días, fue el lema de esta actividad “generación con pies de oro”.
El joven Daniel dispuso no contaminarse con la comida del rey, y junto a sus amigos llegaron al acuerdo de que comerían solo legumbres y agua, que inclusive los harían ser más vigorosos y saludables que el resto de los jóvenes que estaban en entrenamiento con ellos. Y efectivamente esto fue así. Junto a la decisión de Daniel, Dios le otorga conocimiento e inteligencia además del don de poder interpretar sueños (Daniel 1:17) “A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños”, lo que finalmente permitió que llegara a ocupar lugares de gran poder político en tres reinados distintos. Incluso 65 años más tarde, Daniel seguía recibiendo las consecuencias de su buena decisión.
Una de las cosas que Dios permitió que Daniel hiciera fue interpretar un sueño del Rey Nabucodonosor, que revelaba información relevante sobre el curso que seguiría su reinado y cómo se darían las cosas de allí en adelante en materia política. Este sueño de la estatua construida de distintos materiales y que representaba cada uno de los reinos, fue la guía en nuestro campamento. En la historia bíblica, en el libro de Daniel capítulo 2, la estatua con pies de hierro y barro cocido es destruida por una piedra que llega directamente a esta zona, destruyéndola por completo. Estos pies, del material mencionado, muestran la inestabilidad de las alianzas humanas que se pueden hacer, como también relaciones superficiales y emocionales que nos atan y que no nos permiten avanzar. La cabeza de oro representa el reino, el poder, la fuerza y la majestad (Daniel 2:37). Si queremos ser una generación que impacte al mundo con el mensaje de Jesucristo, debemos tener pies de oro; debemos caminar con paso firme, relacionarnos saludablemente con los demás y cultivar nuestra vida personal y espiritual; debemos entender que somos portadores del reino, del poder, de la fuerza y de la majestad de Dios, y que toda criatura creada está bajo nuestra autoridad, porque así Dios lo ha determinado en Su plan perfecto.
Estos jóvenes con quienes compartí estos días, están convencidos de que son la generación con pies de oro, tienen claro lo que portan y hasta donde esto los puede llevar. Son la generación que cree, son la generación que entiende que viven en el reino de Dios y tienen Su reino, que tienen Su poder, que es Él quien les da la fuerza y que entienden y reconocen la majestad de Dios.
Y tú ¿quieres formar parte de la generación con pies de oro?
Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro”
Daniel 2:38
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