Job respondió:
—¡Mujer, no digas tonterías! Si aceptamos los bienes que Dios nos envía, ¿por qué no vamos a aceptar también los males?
Así pues, a pesar de todo, Job no pecó ni siquiera de palabra. Job 2:10

¡Qué parecido a Job! Perdió a sus hijos, su riqueza y su salud. Pero después, «se postró en tierra y adoró» (Job 1:20). Cuando le aconsejaron maldecir a Dios, respondió: «¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?» (2:10). ¡Qué maravillosa respuesta! Aunque más tarde se quejó, al final aceptó que Dios nunca había cambiado. Sabía que seguía con él y que le importaba su vida.
Para la mayoría, la alabanza no es la primera respuesta ante las dificultades. A veces, el dolor de nuestras circunstancias es tan abrumador que reaccionamos con temor o enojo. Pero ver la respuesta de mi mamá me recordó que Dios sigue estando presente y siendo bueno. Él nos ayuda a atravesar los momentos difíciles.
Señor, que pueda alabarte en las dificultades.
Aun
en los momentos más oscuros, podemos elevar nuestra mirada al Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario