Sin embargo, la existencia de Dios no puede ser probada o desmentida. Hasta la Biblia dice que deberíamos aceptar por fe, el hecho de que Dios existe, “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6). Si Dios lo deseara así, simplemente podría aparecer, y probar a todo el mundo que Él existe. Pero si lo hiciera, no habría necesidad de fe. “Jesús le dijo: porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron” (Juan 20:29).
Pero esto no significa que no haya ninguna evidencia de la existencia de Dios. La Biblia declara, “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje, ni palabras, ni es oída su voz. Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras” (Salmos 19:1-4). Al mirar las estrellas, al entender la inmensidad del universo, al observar las maravillas de la naturaleza, o al ver la belleza de la puesta del sol, vemos que todas ellas apuntan hacia un Creador, Dios. Si esto no fuera suficiente, también está la evidencia de Dios en nuestros propios corazones. Eclesiastés 3:11 nos dice, Todo lo hizo hermoso en su tiempo, y ha puesto eternidad en el corazón del hombre, sin que éste alcance a comprender la obra hecha por Dios desde el principio hasta el fin.
Hay algo en lo profundo de nuestro ser, que reconoce que hay algo más allá de esta vida y alguien más allá de este mundo. Intelectualmente podemos negar este sentimiento, pero la presencia de Dios en nosotros y a través de nosotros, está ahí, es innegable. A pesar de todo, la Biblia nos advierte que todavía hay algunos que niegan la existencia de Dios, “Dice el necio en su corazón: No hay Dios” (Salmos 14:1). Debido a que alrededor del 98% de la gente a través de la historia, en todas las culturas, en todas las civilizaciones, en todos los continentes, creen en la existencia de algún tipo de Dios, debe haber algo (o alguien) que causa esta creencia.
Pero además de los argumentos bíblicos de la existencia de Dios, hay argumentos lógicos.
Primero, tenemos el argumento ontológico. La forma más popular del argumento ontológico usa básicamente el concepto de Dios para probar Su existencia. Este concepto empieza con la definición de Dios como “Ése del cual no puede ser concebido uno más grande”. Por otro lado, se sostiene que existir es mayor que no existir, y por tanto, el mayor ser concebible debe existir. Si Dios no existió, entonces Dios no sería el mayor ser concebible – pero eso iría a contradecir la definición misma de Dios.
El segundo es el argumento teológico. El argumento teológico dice que desde que el universo despliega su maravilloso diseño, debe haber habido un diseñador Divino. Por ejemplo, si la tierra estuviera unos pocos cientos de kilómetros más cerca o más lejos del sol, no sería capaz de mantener mucha de la vida que en la actualidad lo hace. Si los elementos en nuestra atmósfera fueran diferentes, aún en un pequeño porcentaje, cada cosa viviente sobre la tierra moriría. La probabilidad de existir una simple molécula de proteína es de 1 dividido entre 10 elevado a la potencia 243 (es decir, 10 seguido de 243 ceros). Y una célula consta de millones de moléculas de proteína.
Un tercer argumento lógico para la existencia de Dios es el denominado argumento cosmológico. Cada efecto tiene una causa. Este universo y todo lo que en él hay es un efecto. Debe haber algo que causó que todo existiera. A la larga, debe haber algo “inexplicable” a fin de provocar que todo lo demás exista. Ese “inexplicable” es Dios.
Un cuarto argumento es conocido como el argumento moral. Cada cultura a través de la historia, ha tenido alguna forma de ley. Todos tienen un sentido de lo correcto y lo erróneo. El asesinato, la mentira, el robo, y la inmoralidad son rechazados casi universalmente. ¿De dónde vino ese sentido de lo correcto y lo erróneo, sino de un Dios santo?
A pesar de todo esto, la Biblia nos dice que la gente va a rechazar el conocimiento claro e innegable de Dios, y en lugar de ello, creer una mentira. Romanos 1:25 declara, “Ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.” La Biblia también proclama que la gente no tiene excusa para no creer en Dios, “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1:20).
La gente dice no creer en Dios porque “no es científico” o “porque no hay pruebas”. Pero la razón verdadera es que una vez que la gente admite que hay un Dios, también deben darse cuenta de que son responsables hacia Dios y que están necesitados de Su perdón (Romanos 3:23; 8:23). Si Dios existe, somos responsables de nuestras acciones hacia Él. Si Dios no existe, entonces podemos hacer lo que queramos sin tener que preocuparnos de que Dios nos juzgue. Seguramente, ésta es la razón por la que muchos en esta sociedad, están tan fuertemente arraigados a la evolución – para dar a la gente otra alternativa, la de no creer en un Dios Creador. Pero Dios existe y a la larga todo el mundo sabe que existe. El hecho mismo de que algunos intenten tan agresivamente refutar Su existencia, es de hecho un argumento probatorio de ella.
Veamos un último argumento para la existencia de Dios. ¿Cómo sé que existe Dios? Yo sé que Dios existe porque hablo con Él todos los días. No lo escucho hablándome con voz audible, pero siento Su presencia, siento Su guía, conozco Su amor, deseo Su gracia. Han ocurrido cosas en mi vida que no tienen otra explicación posible sino Dios. Dios me ha salvado tan milagrosamente y ha cambiado mi vida que no puedo sino reconocer y alabar Su existencia. Dado que ninguno de estos argumentos en sí mismos, pueden persuadir a alguien que rehúsa reconocer lo que es tan evidente, al final, la existencia de Dios debe ser aceptada por fe (Hebreos 11:6). La fe en Dios no es un salto ciego a la oscuridad, sino un paso seguro a una habitación bien iluminada en donde ya se encuentra el 90% de la gente.
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