miércoles, 3 de enero de 2018

La Obediencia como prueba de nuestra Fe

“Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros; pero quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal”.
Romanos 16:19
La obediencia es un tema que debe ser tratado en profundidad, porque es esencial, primordial y fundamental para entender nuestra vida cristiana en su espiritualidad.
El cristianismo es algo muy simple y sencillo, pero a la vez complejo porque a veces es difícil de entender, y definitivamente es fundamental y trascendental; a ver, es como una puerta estrecha que atraviesa y nos lleva por caminos desconocidos, que nos enseña acerca de la vida y como debemos conducirnos en ella, pero también nos habla de una realidad espiritual que experimentamos paulatinamente para ir madurando y creciendo en gracia, amor, sabiduría y paz; inicialmente somos como bebés espirituales (tenemos un segundo nacimiento en el Espíritu); aceptamos a Cristo como nuestro Señor y Salvador, y aunque aparentemente nuestra vida continúe igual, con todas sus contradicciones y frustraciones, ya nunca más volverá a ser la misma; esa semilla de vida que fue sembrada en nosotros, comienza a crecer y a fortalecerse hasta llegar a ser un arbusto, un frondoso árbol cuyos frutos comienzan a brotar y es imposible ocultarlos.
Y la base de este crecimiento, madurez y frutos, es una sola: la obediencia. Hablar de obediencia es más fácil que practicarla; aunque yo quiera, ya no puedo seguir mis propios pasos, ni siquiera hacer mi entera voluntad conforme a mí me plazca, ni apoyarme en mi propia sabiduría o lógica. La vida que ha crecido en mí (en Espíritu) no me lo permite, porque amonesta mi conciencia, me roba la paz y me hace sentir intranquilo/a, pues ya no soy ni sorda ni ciega para no entender, ver y discernir la voz de Dios.
Aunque muchas veces no entendamos por qué pasan las cosas, se dan o no se dan, la obediencia a la Palabra de Dios es lo que nos va a ayudar a seguir adelante, a fortalecernos en la fe y a dar frutos. Ya no hay que buscar razones, explicaciones lógicas o análisis; nos basta Su presencia, Su gracia, Su palabra y su Santa voluntad. Nosotros pedimos lo que queremos, pero Él sabe lo que necesitamos y lo que es mejor para nosotros.
Así, nuestra Obediencia se convierte en una prueba de fe, y la fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra, cuando sea manifestado Jesucristo. (1 Pedro 1:7).
Dios es fiel y para siempre es su misericordia y Él mismo vendrá y nos salvará y nos librará de esas situaciones que estamos viviendo; seamos nosotros también fieles a su palabra, en completa obediencia y sujeción; antes de tomar cualquier decisión que pueda dañar esa perfecta relación con Él, medita, ora, consulta qué dice La Biblia sobre el tema, y pon tu asunto en manos de Dios, pero no te apartes, sigue ese camino que Jesús abrió para ti, hasta que todos lleguemos a la altura que Dios quiere que lleguemos.

Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.

1 Pedro 1:23

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